El daño llegó hasta tal punto que le tocó resguardarse en su hogar por más de un año
Uno de los certámenes más cuestionados del globo terrestre es Miss Universo, ha sido cuestionado por muchos años e incluso hasta lo intentaron cerrar definitivamente.
Las participantes de este concurso deben hacer varias modificaciones y sacrificios en su rutina diaria para lograr ganar la corona. Muchas de ellas se someten a estrictas dietas y ejercicio para alcanzar estándares de belleza extremo.
Mientras otras mujeres han encontrado una oportunidad en los avanzados procesos tecnológicos que existen para arreglar su cuerpo. El imperio norteamericano famoso por su programa en E! Entertainment de la familia Kardashian es la viva prueba de que el quirófano es una opción ideal para multiplicar las virtudes físicas.
Sin embargo, hay casos exitosos y otros desastrosos. Como es el caso de Andrea Díaz, participante de doble nacionalidad tanto venezolana como chilena.
Ella se estaba preparando para participar en el Miss Universo de 2018 para representar a Chile, para ese momento, en una de las entrevista dijo que estaba muy feliz por representar el país que la vio crecer.
El rostro de la concursante lucía hermoso, y ni que decir de su cuerpo. Pero contó que no todo era color de rosa. Según Díaz, años atrás del certamen se había hecho una cirugía que le había dejado varias quemaduras muy graves en su rostro.
“Fui por algo rutinario y volví a mi casa devastada, con mi cara quemada con ácido. Claro que se derrumbaron todos mis sueños”, señaló la bella venezolana.
Fueron duros momentos los que tuvo que atravesar, “¿Qué país querría enviar a una chica con su rostro quemado?… Al igual que ustedes, pensé que la respuesta era: ninguno. Viví casi año y medió escondida y espero que puedan ser capaces de ponerse en mi lugar. Es algo que no le deseo a nadie, es feo, doloroso y afecta tanto anímicamente que ni se lo sueñan”.
A partir de ahí, Andrea duro casi un año y medio con su autoestima bajo, tenía miedo de salir de su casa, ya no estaba segura de si misma y su mundo cambió completamente. No obstante las heridas comenzaron a sanar y poco a poco fue saliendo adelante con más fuerza.
Luego se ánimo a participar en el concurso y aunque no ganó, afirmó que estaba viviendo un sueño, “el que se vio opacado pero que con perseverancia, optimismo, ganas y sobre todo confianza en mí, pude cumplir. Quiero disfrutarlo, vivirlo segundo a segundo, no quiero dormir, quiero aprovechar cada instante para conocer la cultura Thai, a las otras candidatas, a la organización y compartir mi experiencia con los fans”, señaló emocionada en aquel momento.