La novena etapa del Tour de Francia deja una gran victoria para el ciclismo latinoamericano. Rigoberto Urán ha demostrado porqué es uno de los mejores colombianos en su deporte.
Ha ganado Rigo, el más carismático de Colombia, por un par de milímetros de diferencia con Barguil en la línea de meta. Ganó Rigo por un pelo, aunque el personal de protocolo del Tour celebró primero una victoria francesa. Salió victorioso Rigo, aunque se le dañaron los cambios de la bicicleta en la caída de Porte. Ganó Rigo con un solo piñón, una sola opción de ritmo de pedaleo para subir, para bajar, para embalar y para celebrar. (Marcel Kittel, el velocista invencible en el Tour de Francia)
Y lo mejor de todo es que Rigo está de vuelta. Fue al Tour con el solo objetivo de ganar etapas. Le era permitido perder tiempo para luego colarse en las fugas. Pero eso no hizo falta porque ‘El Toro’ está de vuelta y acecha a cuatro segundos del podio.
Fue una etapa brutal: siete puertos de montaña, cuarenta corredores en fuga. Un ataque mortal, en bajada, del Ag2r, que se pagó con sangre. Y un desenlace con cinco ciclistas –Barguil, más los cuatro se disputarán el podio del Tour de aquí en adelante–, que se batieron en un embalaje final. Allí atacó Fuglsang. Y lo cazó Rigo con su bicicleta de piñón fijo. Allí aceleró Froome y le preparó el remate al de Antioquia, como si fuese previamente negociado. Allí quiso aprovechar Barguil, el exfugado, el que levantó las manos para celebrar la victoria, aunque le faltaron centímetros para sobrepasar a Rigo.
Mientras tanto, la etapa deja otro retrato para Colombia: el de Nairo, el estratega. Nairo, el jefe de filas. Nairo, el gregario. Nairo el que baja hasta el carro del Movistar y discute la estrategia para el final de la etapa. Baja hasta el vehículo del equipo y carga caramañolas, geles y barras energéticas para enfrentar el último puerto. Baja y regresa solo hasta el reino de Froome. Va, vuelve y se pone a rueda, donde reina el silencio misterioso de Rigo. Y sigue así mientras Betancur se pasea como líder transistorio del Tour con 3, 4, 3, 5, 6, 4 o 3 minutos de diferencia. (Fabio Aru reinventa el Tour de Francia)
A la tercera hora, estallan las redes sociales y los comentarios callejeros: “(Chaves) no estaba listo para el Tour”, “Nairo no tiene equipo”, “¿Por qué le hacen tanta fuerza a Nairo? ¿Por qué ven el Tour?”, “Rigo está acabado”, “Rigo es el mejor. Rigo es la sorpresa”. “Que dejen ir a Betancur, que sea líder del Tour, que haga algo el Movistar”.
Bardet, el francés, acelera en un descenso mortífero. Saca apenas 15 segundos, pero cede los tiempos y cobra con sangre porque Thomas, el del Sky, pierde el control de la bici durante la persecución y se parte los huesos en dos. Se va del Tour, pero el Tour vuelve a su curso, al dominio del Sky, al pedalazo que escribirá un capítulo de leyenda para Froome.
¿Qué sentido tiene el Tour para Nairo? Seguramente, lo más probable es que no gane el Tour y que esta sea la peor línea para venderle una crónica a esa parte de Colombia que nunca ha sido afiebrada al ciclismo. Para mí, si termina entre los 10 sería un buen resultado: solo 200 ciclistas han logrado un top 10 en el Tour y, de momento, Quintana es uno de los 134 que tienen, por lo menos, tres. Si hace podio sería una hazaña: es la cuarta gran vuelta consecutiva que corre y solo Eddy Merckx, el mejor ciclista de la historia, ha logrado ocupar el podio en cuatro consecutivas.
Mientras tanto, Rigo estrena su palmarés de victorias en el Tour, cuando se cumplen 13 años de su correría con el pelotón internacional. Una muestra clara de que el ciclismo es el deporte de la eterna juventud y el que mejor premia la experiencia. Basta recordar que Froome ganó su primer Tour a los 28 años, uno de más de los que tiene hoy Quintana. Así, Rigo completa la victoria número 16 para Colombia y confirma que nuestro ciclista está vivo, que nuestra historia es grande y que, aun así, nuestros mejores años todavía están por venir. (10 cosas que usted no sabía del Tour de Francia)