Ajedrez de españoles contra indígenas (con más caciques que indios)
Si bien Colombia no es una potencia mundial en ajedrez, hay que reconocer dos cosas. Por un lado, el Ajedrecista, el hombre más buscado del cartel de Cali, supo siempre mover sus fichas. En lugar de caballos lo hacía con mulas, nunca se supo con cuántos peones contaba y sus estrategias le permitían comer reina, como suelen hacerlo los de su estirpe. Al final, fue inminente la partida. Su partida. ?Por el otro, el actual presidente de Colombia catapultó su imagen gracias a la famosa Operación Jaque. Por eso, un juego de ajedrez representa muy bien a nuestro país. Y qué mejor que uno entre españoles e indígenas, donde los chapetones son las blancas y los indígenas, por descarte, las negras. Claro, los nuestros no tienen rey sino cacique. Y en ocasiones aparecen en el tablero más caciques que indios. Como en la política.
Muñecos del DAS (sin micrófonos escondidos)
De los agentes del desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) se podía esperar cualquier cosa, salvo que terminaran como porcelanas en la sala de la casa. O adornando las repisas de la oficina. Pero no se preocupen. No tienen micrófonos escondidos. Estas simpáticas esculturas de cerámica, que no son traídas de Panamá, son el mejor recuerdo de Colombia. Por lo menos del recuerdo del pasado gobierno. Ideal para nostálgicos con delirio de persecución.
Portavasos de la Casa del florero (para una toma)
No puede estar más de moda esta vieja casona bogotana que hace esquina en la Plaza de Bolívar y que ha tenido dos grandes momentos históricos a saber: el 20 de julio de 1810 y el 6 de noviembre de 1985. En el primero se armó un tierrero por un florero que no prestaron. En el segundo, por unos pocillos que se desaparecieron. Que se desaparecieron junto con diez empleados de la cafetería y un magistrado auxiliar del Palacio de Justicia. Estos conmemorativos portavasos de la Casa del Florero son perfectos para una toma y retoma de tragos amargos. O para ver un partido de fútbol, ya que al fin y al cabo, eso es lo que terminamos viendo gracias a la gestión de Noemí Sanín.