La isla caribeña de Barbados es famosa entre los turistas por sus playas y entre los banqueros, por el secreto bancario y sus bajos impuestos. Ahora es famosa también entre los melómanos gracias a Rihanna, una mujer de 19 años que no parece de 19 años. Tenía 17 cuando su álbum debut, Music of the Sun, se tomó las listas por sorpresa, gracias a su sencillo Pon de replay, número dos en Estados Unidos y Gran Bretaña. Con A girl like me (2006) confirmó que no solo era bonita y con sus canciones SOS y Unfaithfull se apoderó del primer lugar de popularidad, mientras que este 2007 lo hizo suyo con su tercer álbum, Good girl gone bad, que ha roto récords de permanencia en las listas. Pero Rihanna no es solo música (por lo que hemos oído), ni belleza (por lo que estamos viendo); se trata de una reina Midas posmoderna que convierte en oro todo lo que toca. Su canción Umbrella le sirvió para meterse en el negocio de vender sombrillas a 50 dólares la pieza y sus piernas consiguieron patrocinador: una marca de máquinas depiladoras que se las aseguró en un millón de dólares. El R&B no puede vivir solo de Beyonce, por eso existe Rihanna, que protagoniza el video del ya mencionado Umbrella junto al rapero Jay-Z, novio de la ex líder de las Destiny's Child. Lo mejor de la economía de Barbados vive ahora en San Diego, California, y ha ganado premios MTV, VH1, Teen Choice, aunque nada como aquel Miss Combermere, reinado que ganó cantando Hero, de Mariah Carey, su ídolo cuando era una colegiala. De colegiala no nos disgustaría verla disfrazada.