Bogotano que se respete no capa ida a la panadería del barrio. Si usted no es de la capital colombiana, aquí le explicamos las delicias que está por probar. Y si es cachaquísimo sabrá perfectamente de qué hablamos.
Liberal
Bizcocho de harina recubierto de una capa de azúcar fucsia fluorescente, quizá con propiedades radioactivas. Los panaderos colombianos demostraron su filiación política en la confección de este particular pastelillo que recuerda los roscones, los mogollones y demás platos de la panadería de dicho partido. El liberal es el único plato de repostería en el mundo que viene con la tecnología “Glow in the dark” y que, aparte de ser utilizado como postre, sirve para guiar aviones en algunas pistas colombianas que carecen de luz.
Herpo
Galleta rosada fluorescente que, junto con el liberal y el quesadillo, constituye un punto de confluencia entre la caseta de dulces y la panadería. Se llama así porque Herpo es el acrónimo de Hernán Poveda, su inventor, que, bajo esa lógica y por fortuna de los dioses no se apellidaba Espinosa. Después de múltiples experimentos, consiguió juntar la galleta wafer con el bocadillo, que dio paso a esta golosina ante la que sucumbe la población colombiana. Sucumbe literalmente. Generalmente por un coma diabético.
Merengón
La industria automotriz ha crecido de la mano de este exquisito postre hecho a base de merengue y crema de leche, toda vez que su venta solo es autorizada a la vera de los caminos, en donde, expuestos en el baúl de un Renault 12 generalmente de color verde manzana, se exhiben los merengones no solo como un plato campestre, sino como una muestra del rebusque colombiano que pelea contra el desempleo o el costo de vida vendiendo este postre dietético y ligeramente dulce.
Mogolla chicharrona
Aunque su nombre sugiere algún componente de la fritanga que se vende a las afueras de los partidos de fútbol, las corridas de toros y los conciertos de música tropical, se trata de un amasijo de salvado de trigo con una peculiar condición: no tiene suficiente azúcar para ser considerado pan de dulce, pero tampoco podría clasificarse como pan de sal. Es como Sergio Fajardo cuando estaba en campaña presidencial o como cuando Jaime Dussán decía que el Polo no era amigo ni enemigo de las Farc.