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Un beatle desnudo

Por: SoHo. Fotos: Getty Images

La biografía oficial de Paul McCartney satisface a fanáticos y público no especializado porque es una narración genial y llena de anécdotas inéditas.

El integrante más alto los Beatles fue Paul McCartney, el bajista, el niño de nariz fina, el hijo de una enfermera y un bombero, el de párpados caídos y cejas en un asombro infinito. Paul, 1,80, era más alto que John Lennon, el otro célebre integrante de la banda de Liverpool, quien medía 1,79. Sin embargo, en la película Nowhere Boy, dirigida por Sam Taylor-Wood, y que cuenta la historia del grupo, el actor que lo interpreta a él es más bajo que quien hace el papel de su compañero de aventuras. Y Paul, siempre reaccionario y sincero, se quejó. En una entrevista con New Musical Express dijo: “John parece más alto, ¡pero no es verdad! Éramos igual de altos. ¿Salir como el bajito? Eso no es maravilloso (...), le tendrían que haber puesto plataformas. ¡Lo que sea!”. (Lea también: La noche en que the Beatles estuvieron a punto de regresar)

Paul pide plataformas. No es una petición descabellada para un hombre que a sus 76 años lucha contra la vejez, como lo evidencian las intervenciones estéticas en su cara y su pelo siempre tinturado. El viejo Paul es un viejo juvenil, que prefiere los tenis y las camisetas con blazer, porque los rockeros, como lo prueban él, Mick Jagger y Sting, no envejecen. O sí, pero no es la misma vejez de todos los mortales.

Paul McCartney, la biografía, Philip Norman, 789 páginas. Malpaso Ediciones. 

El encargado de contar la vida oficial de este Beatle es Philip Norman (1943), un periodista que desde los años sesenta se especializó en perfilar personajes del entretenimiento para diferentes diarios ingleses. El libro es monumental: más de 700 páginas en las que el autor explora la mayoría de momentos: la niñez en Liverpool, el encuentro con Lennon, la época del cuarteto más famoso de la música pop, Linda —su esposa durante 29 años—, la familia, la disolución de los Beatles, la nueva banda, la carrera como solista, el divorcio, las novias más jóvenes.

Norman, como él mismo lo aclara al comienzo de la biografía, conoció por primera vez a McCartney en 1965, cuando lo entrevistó antes de un concierto de los Beatles. Luego de esto se convertiría en un fanático —como casi todo el mundo— y terminaría por escribir en 1981 el libro más famoso del grupo, Shout!. Aunque fue alabado por la crítica como el trabajo más serio sobre la banda inglesa, Paul McCartney lo odió, al punto de rebautizarlo como Shite! (mierda). Todo por una razón simple: las páginas plantean que Lennon era, básicamente, la cabeza, el cuerpo y el alma de The Beatles, y Paul un narciso, culpable de la disolución de la banda. (Lea también: El hombre que estuvo a punto de ser un Beatle)

El autor también publicó en 2008 un libro dedicado exclusivamente a Lennon y, a pesar de su disputa con McCartney, quiso completar una trilogía, para la que solo le faltaba trabajar en un volumen dedicado al bajista y autor de Yesterday, la canción con más versiones en la historia de la música. Así fue como se atrevió —esperando un “no” como respuesta— a escribirle un e-mail en 2012, exponiendo su intención de escribir su biografía más completa. La respuesta llegó semanas después, con una sorpresa encerrada en un par de frases: un saludo, la aprobación para comenzar el trabajo y las indicaciones de quién podría ayudarlo.

McCartney, por supuesto, no habló con Norman, y mucho menos sus hijos. Pero el músico sí le permitió revisar cientos de documentos que nadie antes había visto. Y le hizo el puente para que entrevistara a personas cercanas a él, como su hermano Michael. Con una investigación de casi tres años, el periodista elaboró una obra de más de cincuenta capítulos, que por momentos parece excesiva, porque en algunos apartados desfallece al querer abarcarlo todo, hasta lo más minúsculo del genio (su gusto por la leche condensada o el placer de peinarse los pelos de las piernas).

La biografía está narrada a modo de novela. Por esta razón el periodista es el centro en varios fragmentos (“le agregué un poco de drama”, ha dicho). Pero es una novela con un protagonista correcto, pues Paul está descrito como un hombre sin grandes escándalos: alguna noche de sexo grupal en los viajes de los Beatles, una detención en Tokio por marihuana en 1980 o un divorcio traumático de su segunda esposa en 2008. Muy poco. Paul el íntimo e enciclopédico de este libro es un señor que fue un niño y un adolescente y un joven y un adulto y un anciano responsables. Un hombre sensato que ha sabido sortear con dignidad y altura los peligros abismales de la fama.

A raíz del impulso incisivo del biógrafo sobre la personalidad, el lector termina extrañando al músico. Paul está retratado al completo: el padre, el amigo, el compañero, el hijastro. Parece que no queda sombra ni rincón por visitar. Sin embargo, McCartney es uno de los músicos más brillantes de la historia y uno de los mejores compositores de la cultura pop. Y esas facetas imprescindibles solo están esbozadas. La ausencia de la voz de McCartney nos priva de sus reflexiones sobre la aventura musical que ha sido su vida. Y quizá recordando las palabras del músico no estaban de más dos o tres centímetros de “plataforma” para darle estatura y entender su dimensión y sus aportes en la historia de la música. (Lea también: Los 50 del Sgt. pepper‘s)

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