Las mujeres deberían entender una cosa para lograr manejarnos todavía más fácil: los hombres siempre vamos a ser niños, lo único que cambia con el tiempo es el precio de los juguetes.
Las mujeres deberían entender una cosa para lograr manejarnos todavía más fácil: los hombres siempre vamos a ser niños, lo único que cambia con el tiempo es el precio de los juguetes. Por eso no importa cuánto nos demoremos en conseguir algo, ni qué tengamos que pagar para tenerlo, siempre vamos a querer estrenarlo. Nosotros somos así de básicos. No solo encontramos la diferencia entre los juegos de fútbol Fifa 14 y Fifa 15, sino que, en el fondo, lo que nos importa es que estamos jugando la última versión, no la penúltima. Eso nos pasa con todo. Y el sexo no es la excepción. Queremos destapar el regalo y pensar, por un segundo, que es nuevo. Queremos deleitarnos con lo que nos están dando, con lo que nos ganamos, sin interrupciones engorrosas, sin interferencias incómodas. Además en el momento de coronar el Everest, no quisiéramos llegar a la cima y no poder ver el paisaje porque hace falta usar tijeras jardineras, delantal y guadaña… así no hayamos sido los primeros en coronar.