El periodista Gustavo Gómez explica nueve conceptos que aplican muy bien para los colombianos.
1 Loco optimismo. Dice en la portada de la revista Jet-Set, sobre Paloma Valencia, que “la senadora del uribismo aplaza su aspiración presidencial para dedicarse a su hija recién nacida”. ¿Amapola nos salvó de Paloma presidenta o salvó a Paloma del esperpento de considerarse candidata? Colombia, tierra de presidentes. (13 conceptos muy colombianos. Por: Gustavo Gómez)
2 Realismo mágico. Carlos Vives asegura que no hay que ser Beethoven para darse cuenta de que La bicicleta no es un plagio. Beethoven, como se sabe, era sordo.
3 Obsesión higiénica. ¿Cuántas veces ha visto usted en un sanitario letreritos tipo “deje el baño tal como le gustaría encontrarlo”? Nuestros baños públicos están llenos de calcomanías y anuncios que piden no salpicar el “bizcocho”, no escribir porquerías en las divisiones metálicas, no robarse el papel higiénico y no pegar mucosidades en las paredes. La lúdica escatológica es una constante en la vida de todo colombiano y somos muy receptivos en materia de aprendizaje (excepto en materia fecal).
4 Embudo óptico. Como bien dijo el tuitero Andrés Úsuga, un exótico fenómeno de óptica hace que a las disidencias paramilitares (Bacrim & Co.) las sigamos viendo en el paramilitarismo. De los disidentes de la guerrilla, en cambio, decimos que “ya no son guerrilleros”. (26 momentos sublimes)
5 Coscorronismo democrático. Algunos políticos de icopor sugieren que en Colombia, o se vota por el coscorronismo de Vargas Lleras o por Petro, el salvavidas del pueblo. Suelen ser estos lagartos disfrazados de estadistas muy juiciosos para limitar la democracia y esconderle a la gente las demás posibilidades electorales.
6 Descripcionitis cultural. ¿Ha escuchado usted una entrevista con el organizador de un festival de cine, poesía, arte o literatura? ¿No es cierto que recita como un computador la lista completa de los participantes con sus obras y los días y horas? Si la respuesta a ambas preguntas es sí, no se diga más.
7 Hackerismo y caidismo. Si usó las redes sociales para decir barbaridades y está arrepentido, tiene dos caminos: el hackerismo (“¡me hackeraron la cuenta!”) y el caidismo (afírmese en las sandeces que trinó, justifique su estulticia y diga que la crítica iba dirigida a la sociedad de consumo y a los medios de comunicación). (7 inquietudes muy personales)
8 Sinoísmo. Nos gusta ser contundentes sin serlo, así que es común que iniciemos frases de este tipo: “Sí, no, pero, a ver…” o “nooo, sí, es decir…”. Por fortuna, no las pronunciamos moviendo la cabeza de arriba abajo y de izquierda a derecha, o nos fracturaríamos una vértebra.
9 Fondismo. Cada tanto, por lo general tras la revelación en medios de un episodio de corrupción, “tocamos fondo”. El récord mundial de fondismo, al menos en televisión, lo tenía una serie clásica de ciencia ficción, Viaje al fondo del mar, en la que, honrando su título, el Seaview del capitán Lee se golpeaba contra el fondo del mar episodio de por medio. El Seaview perdió este récord, que ahora ostenta el ARC Colombia y su tripulación de casi 50 millones de resignados marinos. (8 actos verbales del circo político)