Hay personas que tienen más cuernos que una convención de búfalos un viernes de se-me-alargó-la-reunión-en-la-oficina por la noche y no se dan cuenta. Si no quiere ser uno de ellos, lea esta lista, ¡por Dios!
En medio de tantas listas que circulan en internet para atraer clicks, a este blog le faltaba una y no se me ocurrió nada mejor que prestar un servicio social (comparte este artículo usando las etiquetas #JeSuiCachón #CachonesUnidosSinFronteras). Porque hay algo que nos une a todos aunque ninguno esté dispuesto a reconocerlo: los cachos.
(¿Le están poniendo los cachos?)
Pero, aunque el resto del planeta se los grite, aunque todas las señales estén ahí, ¿cómo hacen para no enterarse? No sé, lector, no sé. Más bien revise esta lista preparada a modo de autodiagnóstico. Usted podría ser uno al que le están pegando los cachos y no lo sabe. Recuerde que no hay peor ciego que el que no quiere ver.
1. Deshabilitar la función de ver la última hora de conexión en Whatsapp por temporadas, que suelen comenzar los viernes.
2. Dejar de contestar los chats por largos periodos, ya que, sin decirle, han puesto en modo silencio y bloqueado las notificaciones de esa persona que podría interrumpir el tiempo con su pareja “oficial” con mensajes impertinentes.
3. Perderse a repentinos “planes familiares” entre semana, tipo almorzar con el papá o ir a cine con los hermanos. Y, por norma, no invitar.
4. Enviar fotos de la rumba cuando sale solo, para luego desaparecer.
5. No caminar agarrado de la mano con su pareja ni abrazarla más de lo necesario en público, bajo el argumento de la timidez.
6. Olvidar el cargador del celular en todas partes, por lo que anda descargado.
7. Armar planes generalmente después de las 11 o 12 de la noche, con la excusa de que maneja demasiadas responsabilidades que lo obligan a prolongar su horario laboral.
8. Y, en la otra cara de la moneda, salir solo hasta las 11 o 12 de la noche con rigurosa puntualidad, porque necesita ir a descansar para madrugar al día siguiente. Así turna a las parejas.
9. Manejar un calendario con horarios específicamente programados para las citas, sin mayor espacio para la sorpresa o improvisación.
10. Llamar “paranoica” a su pareja con relativa frecuencia.
11. Ser calvos.
12. Ser un defensor del amor de lejos y estimular a su pareja a que se vaya a hacer esa maestría fuera del país que tanto ha anhelado.
13. Tener instaurado un día a la semana para ir a jugar Playstation con sus amigos, jugar billar o tomarse unas cervezas en un plan de solo hombres.
14. Perderse los jueves.
15. Se quedan dormidos temprano por lo que a veces, muchas veces, no alcanzan a despedirse ni dar las buenas noches.
16. Ir a cine “solo”, simplemente porque le dieron ganas. Y enredarse explicando la trama de la cinta.
17. Irse a paseos de finca presentadas como “integraciones” de la oficina, pero salir solo en las fotos porque toda esa gente le cae mal.
18. Pedir “un tiempo”, para que cada cual tenga su “espacio”.
19. Tener su cuenta de Instagram privada. Muchos son de los que no publican fotos personales porque están hartos de la Civilización de las Apariencias. No permitir publicaciones en su muro de Facebook.
20. No llevar a la pareja a las fiestas de la empresa, porque qué mamera.
21. Decir que toda persona que agrega en redes sociales es una vieja amiga del colegio o la universidad o el barrio. Nunca conoce a nadie nuevo.
22. Llegar oliendo a Bom Bom Bum con alcohol.
23. Ponerse bravo cuando le hacen muchas preguntas. ¿Acaso qué es este interrogatorio?
(¿Sabía que ser infiel puede afectar su salud?)
24. Suelen tener un gran amigo, un compadre de toda la vida, que de pronto aparece de la nada para pegarse sendas borracheras.
25. Se suelen enlagunar cuando beben mucho por lo que no recuerdan bien cómo fue que terminaron amaneciendo en el sofá cama de su amigo.
26. Les gusta Game Of Thrones por los diálogos y la intriga y no por las escenas de sexo. Dicen que no ven telenovelas, pero pues bueno.
27. Usa complicados códigos de bloqueo para su celular, y los cambia con frecuencia.
28. Criticar a un amigo que es un tremendo perro, que no respeta a las mujeres. Desde una pose de persona recta le llegan a su pareja con cuentos de las aventuras de esa mala amistad, ponen distancia con sus actos relatando con detalle las sinvergüencerías que comete el otro a su pobre novia, en una escalada de cinismo que parece no tener límites.
29. Siempre que habla de sus amigas o de alguna mujer que acaba de conocer, aclara que es fea o que no le gusta.
30. Anda con el celular en silencio porque le molesta mucho el ruido.
31. Llega quemado y rojo como un camarón de talleres de capacitación.
32. Habla particularmente bajito al momento de atender una llamada, y además habla con monosílabos.
33. Sostiene que todas sus compañeras de trabajo son lambonas, tontas o perras escaladoras con la cabeza hueca. Además de feas.
34. Comparten artículos de páginas como Cultura Colectiva y Upsocl, del tipo ‘Señales de que estás enamorado’ o ‘Las 21 cosas que querías saber de cómo hacerla llegar con la lengua y nunca te contaron’ o ‘Guía para identificar si en realidad te ama aunque se tire pedos en la cama’. (El algoritmo no miente, sabe más de ti que tú mismo y por algo entraste a leer amigo mío)
35. Se hace selfies y las envía por Whatsapp pero jamás las sube a redes. Está constantemente reportando lo que en apariencia hace mediante fotos, en un intento de generar confianza y mostrarse transparente. Todo para dejar de registrar los momentos más sensibles de la noche.
36. Anda con condones en la cartera. No uno sino varios.
37. Le ha escuchado recurrir al viejo adagio popular “un hombre sin cuernos es un animal indefenso”.
38. Le gusta la música de Jorge Celedón.
39. No revisar las notas de voz que le envían porque estaba en una reunión o venía caminando por la calle y no podía sacar el celular.
40. Cuenta escabrosas historias de un amigo “putero”, al cual se la pasa criticando y dice que nunca, jamás, bajo ninguna circunstancia, pagaría por sexo. Porque eso es el colmo y a la mujer se le respeta.
41. Esporádicamente alega que necesita concentrarse para cumplir en gran encargo, como escribir una entrada en su blog, por lo que necesita apagar el celular. Reaparece al día siguiente como una mansa paloma.
42. Se sabe de memoria canciones de Diomedes Díaz, y recita como un mantra ese postulado filosófico que advierte que “al que le gusta la mujé no perdona una”.
43. Usan el término “oficial” para referirse a su rol en la relación.
44. Hablan insistentemente del perdón como el pegamento que mantiene cohesionado a la sociedad.
45. Se les oye decir que su pareja puede hacer lo que quiera mientras ellos no se den cuenta. Con que así es la cosa.
46. Se la pasan leyendo artículos sobre infidelidad (como este), y cierran las ventanas del PC rápidamente cuando alguien se les acerca.
(Así es vivir en un matrimonio abierto)
47. Les gusta el karaoke. Entre sus favoritas están las rancheras y Ricardo Arojna. Cantan Tainted Love cuando llega la tanda de música de los 80.
48. Son extrañamente enfermizos. Gripas, diarreas, fiebres, dolores de espalda, hasta fracturas jugando fútbol. De jueves a domingo su salud es especialmente frágil por lo que tienden a verse obligados a ausentarse de compromisos sociales previamente adquiridos.
49. Algunos podrán decir que no les gusta el vallenato, pero todos cantarán a grito herido himnos de Diomedes como ‘La Plata’, de Silvestre como ‘Niégame tres veces’, o el inigualable e infaltable ‘Santo Cachón’ de Los Embajadores de la yuca.
50. Todo lo que dicen que no les gusta con una persona, lo hacen con la otra. Y sin querer, la contradicción aflora en cualquier momento. El que no baila se vuelve un trompo. El que no va a cine se termina sabiendo todo el árbol genealógico de los Jedis. El que no lee resulta fan de Murakami. El que se burla de los hipster termina metido en el Estereo Picnic y haciéndose dreadlocks en la barba. El tacaño es poseído por un espíritu de Gianluca Vacchi. Y así.
51. Aseguran que su pareja es una loca. Que lo sedujo y no sabe cómo terminó metido con ella, pero que quiere terminar en cuanto pueda, en cuanto tome fuerza.
52. Tienen familiares especialmente detallistas, por lo que siempre están recibiendo prendas de ropa, regalos y adornos para su oficina o su apartamento de parte de tías que nunca jamás llegan a presentar.
53. Lo niegan todo, incluso ante pruebas delatoras.
54. Son prolíficos en el like coqueto en redes sociales, y estratégicos en comentarios aparentemente desinteresados en posts del sexo opuesto.
55. Cualquier día llegan mucho más amorosos que de costumbre, o con regalos inesperados. Esto sucede en el día, o cercano a la ocasión, de estar con el o la amante.
56. Tienen un serio problema de uñas largas, por lo que a veces les aparecen misteriosos rasguños en el cuello o la espalda, que supuestamente se hicieron ellos mismos, sin darse cuenta, rascándose.
58. Emplean celulares o chips alternos, para evitar sorpresas si la pareja llega a revisar el registro de llamadas. O, en su defecto, ponerles nombres de personas del mismo sexo al amante, para despistar.
59. Usan el mismo apelativo cariñoso para todas, así evita equivocarse de nombre si alguna vez una voz femenina le habla desde un número desconocido.
60. Princesita, reina, bebé, nena, sirve para todas. De igual forma, dedicarles las mismas canciones, poemas, libros, a todas. Si un truco funciona, ¿por qué cambiarlo?
61. A veces los traicionan los recuerdos, confunden con quién vivieron qué y caen en situaciones del tipo: “¿Te acuerdas cuando nos vimos Blade Runner en tu casa?”. Se equivocan de persona, pero siempre recurren a la misma solución. “Ah no, esa me la vi fue con mi mamá (o hermana, o tía, o prima, etc)”.
62. Cambiar de apariencia y arreglarse más de lo acostumbrado para ir a reuniones o citas, y demorarse mucho más de lo anunciado.
63. Maestros del chiste malicioso y el jugueteo de doble sentido, para calibrar el feeling con cualquiera que se les cruce.
64. Hablar mal de con quien se tiene una aventura o con quien se desea tener como cortina de humo, o como rasgo de ardides porque no se lo volvieron a dar. Sin saberlo, revelan fijaciones en determinadas personas y demuestran saber demasiado de ellas.
65. Estrategas de la marcada de tarjeta. Llaman a la pareja antes y después de una operación, para saber dónde está, cuánto se demora en llegar, y darle a entender que todo está normal, tranquilo, sin brete. Una secuencia cotidiana es decir: “ya estoy en casa, amor, voy a recostarme un rato. Escribe cuando quieras”. Así le da seguridad al otro y le puede contestar con mensajitos siempre que necesite. Pero cuando ya va pleno para la vuelta manda el mensaje más amoroso de buenas noches, dice que va a dormir, desconecta todo rastro en línea y procede a ejecutar.
66. A veces, al compás de una cerveza, se les oye decir cosas como: Si hay algo que nos identifica como especie y nos acerca más a nuestro origen netamente animal es nuestra incapacidad para la fidelidad. Muy racionales y todo, pero estamos diseñados para sembrar y procrearnos. Y entre más, mejor.
67. Cuando se les sale el culto que llevan dentro, el niño consumidor de documentales de Discovery Channel que palpita en ellos, despotrican de la relaciones de pareja como las hemos conocido hasta ahora. Una disertación no pedida con cara de justificación de lo que han hecho, o planean hacer. Como este texto. Más o menos va así lo que dicen: La monogamia es una imposición tardía en la historia de la humanidad, una estructura de control implantada por la pirámide de valores de la moral judeocristiana, malinterpretada como rasgo de evolución social frente a la vida primitiva. Tal forma de organización del núcleo familiar se va quedando obsoleta ante las dinámicas modernas. El poliamor desvirtúa el concepto tradicional de lo que entendemos por ser fiel. Lo de ahora es la culiandanga. *Suena un trap en su dorkphone.
68. Le gusta ‘Nookie’, de Limp Biskit, y la coreaba a voz partida sin saber lo profundamente identificado que estaba con su traducción.
69. Son expertos en dejar las cosas sin terminar.
*Iván Bernal