Alonsín Cra. 7 n.° 120A-33

Experimento

Comiendo sobrio comida de borracho

Por: Mauricio Quintero

Al mejor estilo de Anthony Bourdain, Mauricio Quintero se fue sin reservas de tour gastronómico por los diferentes chuzos donde venden chuzos y otros platos típicos de después de la rumba, para averiguar si saben a gloria, como cuando uno los prueba jincho.

ALONSÍN
Después de mediodía de un sábado cualquiera, llegué al legendario Alonsín de la séptima, frente a Usaquén. En este lugar hice curso intensivo de comida entre el carro con margen de error de tres virutas de papa regadas en el tapete por perro consumido. Pero, como los años están acabando poco a poco con mis destrezas físicas —sigo refiriéndome al tema alimenticio— me bajé a comer chori yuca. En un plato de icopor vienen, a manera de teclado de piano, una yuca frita, un chorizo frito, una yuca frita, un chorizo frito, una yuca frita, un chorizo frito… Eso sí, con sus respectivos palillos para su degustación y unas salsas que no fui capaz de echarle. ¿Me regala una servilleta, por favor? Y, efectivamente, me regalaron una sola servilleta. Gracias, de todas maneras. Ricas y crocantes yucas con pequeños chorizos “No me olvides” que, a la fecha, sigo eructando.

Cra. 7 n.° 120A-33
6298112
Chori yuca: $3900
Calificación: 3,1 (la próxima vez pido hamburguesa, que ya sé que es deliciosa. Esto me pasa por imbécil)


PINCHOS J&R
Sigue el Tony Bourdain criollo por la 116 hacia el occidente de la ciudad y pasando la avenida 19 llego a Pinchos J&R, otro legendario negocio de comidas que ya hay por todas partes. Cuenta la leyenda que cada 3,4 segundos se abre un Pinchos J&R en algún lugar del mundo. Así que me veo en la obligación de pedir un “knife bread”, como cuentan que se pide en Pinchos J&R sede Londres, es decir: un chuzo pan. La decoración es mejor. Me siento y me pego un golpe en una rodilla contra una de las patas de la mesa. El leñazo me hace sentir un poco mareado pero trato de recuperarme porque no quiero dañar la muestra. Hay televisor con agarradera y, de fondo, se oye la voz de la Negra Candela. En pocos minutos, sirven. El primer mordisco de cualquier chuzo pan mixto nos recuerda ese día en el que el pollo y el lomo de res pusieron a la salchicha del perro caliente contra las cuerdas. Mucha salsa de tomate pero… ¡Qué delicia!

Cl. 116 n.° 19-50
6120409
Chuzo pan mixto: $8500
Calificación: 4,6


Mr. Bross
No es un juego: es Mr. Bross. Es el A380 de los negocios de comida rápida. Qué decoración, señoras y señores. Mesas nuevas, limpias, servilletas Kimberly-Clark, diseño… Acá hay que traerla cuando ella es de mejor estrato que uno. El mesero me cuenta que todo esto empezó en la costa con Mario Bross y no con Donkey Kong como yo erróneamente pensaba. Le pregunté por el socio de Mario, por don Luigi, pero el mesero me dijo que por política de la empresa no estaba autorizado a dar esa información. Mr. Bross tiene un domo con terraza y maticas para la privacidad, estilo bar con happy hour. Esa carpa decorativa generó un efecto invernadero que me hizo sentir en Pereira. Así que era hora de pedir algo con más fundamento, como dicen las tías paisas: una hamburguesa. No sé si estaba empezando a sentirme muy lleno pero me dieron ganas de meterme entre tubos hacia otros mundos y patear hongos como tantas veces lo hizo el dueño de este lugar.

Cl. 116 n.° 19A-30
5207079
Hamburguesa: $8500
Calificación: 3,9


Donde Pele
A unos pasos está Donde Pele. Antes de la mazorca gratinada que pedí, me sirvieron “La cortesía”: bollo limpio, papitas, queso costeño… Como dicen los cachacos: ¡ríase la delicia! Luego, el plato fuerte: granos de mazorca dulce que contrastan el sabor del queso derretido, las salsas y la papitas, a la temperatura perfecta. De fondo, emisora con vallenatos y, de decoración, un afiche de un concierto de Poncho Zuleta con el Cocha Molina. Díganle a don Jesús Mendoza ‘Pele’ que pele más mazorcas porque este negocio va para largo.

Cl. 116 n.° 19A-60
6028093
Mazorca gratinada: $7000
Calificación: 4,7 / 4,708 (con “La coartesía”)


Can&Company

En la rotonda de comidas, detrás del Carulla de La Alhambra, llego a un parqueadero con restaurantes de comida rápida. Como si fueran drug dealers, se acercan al carro diferentes empleados de los sitios con el menú en la mano a ofrecer de todo. ¿Qué quiere? ¿Qué busca? Siga, siga, siga... Y sigo derecho a Can&Company. Me siento y pido un Súper Can&Company, sin piña. No sé si para trabajar en los sitios de comida rápida hay que ser costeño. Le pido que le bajen el volumen al televisor sintonizado en el Canal Vallenato a ver si puedo oír las papitas crocantes en mi boca. En minutos reposa sobre mi mesa un perro caliente que me dice: “Amigo, acá no estamos improvisando”. Con su pan fresco, su salchicha gigante, sus salsas, sus papitas, su salsa blanca de la casa, su no sé qué en no sé dónde… Me meto un quemón absurdo que borracho nunca habría sentido. Soplo, se enfría… ¡Qué delicia! ¿Gaseosita, mi llave? No, costeño, no me cabe.

Transv. 33 n.° 114A-15
2152888
Súper Can&Company: $7500
Calificación: 4,8 (sin quemón en la lengua)


Harvey
En medio de una embriaguez producida por la llenura, me pregunto: ¿por qué habré sido escogido para esta versión enruanada de Man vs. Food? ¿Será que soy de los pocos colaboradores de SoHo con estómago de gamín que aguanta el experimento? Y me llegan muchos recuerdos... ¿La Perrada de Édgar formó parte de mis lagunas etílicas o de verdad existió? Es que este tipo de comederos los conocí en esa época en la que, después de alguna bacanal de guaro, unos amigos arrancaron la vaca de Benny’s de la 122 y la pusieron en un potrero. ¿Cuántas serenatas dimos cantando Sin medir distancia, de Diomedes Díaz, a las 2:45 de la mañana, sin instrumentos y sin camiseta? ¿Cuántos borrachos adormecidos maquillamos? ¿Cuántas cejas les afeitamos? ¿Cuántos mangos les metimos en sus calzoncillos?

Me despierto. Levanto la mirada y otro costeño me pregunta si me siento bien y, la verdad, me siento muy mal porque aún no he terminado mi recorrido. Es hora de bajar mi borrachera estomacal donde Harvey.

Socio, ¿me regala una mazorca gratinada mixta? A los pocos minutos aparece con un coliseo cubierto de papas molidas. No me advirtieron que esta vaina es como para tres personas. Es un carro-trancado de comida: 140 gramos de lomito de res picado junto a 140 gramos de trocitos de pechuga de pollo con papas fritas molidas, queso y tenedores de plástico. Me toca hacerle pesca milagrosa al lomo y acabar con lo que más pueda porque Beto me espera.

Cl. 116 n.° 45-59
Tel: 6370017
Mazorca desgranada mixta: $16.500 / Calificación: 4,1


Donde Beto
En pleno corazón de Cedritos, el China Town bogotano, está una de las sucursales de un legendario de la comida de borracho. Llega el menú, me siento y me meto otro golpe en la misma rodilla, pero es un golpe mucho más fuerte que el que me metí en J&R. No sé si es mi subconsciente pidiendo ayuda. Pero me le adelanto y soy yo el que pide un pincho mixto. Siento que el caimán con sombrero de modelo en fiesta electrónica y camisa de barman cartagenero que está en el logo me quiere morder. Y antes de que se me lance, me le tiro yo, al pincho. Buena carne, alternada con trocitos de pimentón y pollo. Viene con dos arepas que se mojaron con la salsa de la carne.

Salgo cojeando como si llevara todo el día tomando. Si me entra una palabra por el oído, se me sale toda la comida. Creo que por ahí en unos diez años y medio volveré a un sitio de comida rápida.

Av. 19 n.° 140-45 , TEl: 2586589,
Pincho mixto: $6000
Calificación: 4,4 / 2,0 (con el %#{*$;@”! golpe en la misma rodilla)

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