El colombiano perdió una oportunidad de oro para volver a la victoria. Su exlanzador la explicación a su situación.
Fernando Gaviria tenía marcada la etapa 17 del Giro de Italia como uno de sus principales objetivos desde el inicio de la carrera.
El recorrido invitaba a ello: 197 km de falso llano descendiente entre Pergine Valsugana y Caorle, sin una sola dificultad montañosa en esta 17ª etapa de la carrera italiana... y una meteorología agradable, que por primera vez en esta edición dio una tregua a los maltrechos ciclistas.
Sin embargo, en el cierre el colombiano no pudo ni meterse en el esprint de la victoria y en los metros finales ni siquiera lanzó el tradicional golpe de riñón de los embaladores, sino que apenas dio unos pedalazos normales para llegar a la meta.
En la última recta, con Mark Cavendish mal colocado y fuera de la pelea por la etapa, todo parecía decidido a favor del equipo Jayco AlUla, cuando el austriaco Lukas Postlberger, en un gran trabajo, llevó en volandas a Michael Matthews y el experimentado ciclista australiano solo tenía que hacer el esfuerzo en los 200 metros finales para llevarse el triunfo.
Pero esos metros finales se le hicieron eternos a Matthews, que vio como en la línea de meta era sobrepasado por Alberto Dainese y por el también italiano Jonathan Milan (Bahrain).
Ante lo sucedido con el colombiano Gaviria, son muchas las dudas en cuanto a su estado de forma y el motivo por el que no ha podido lograr un anhelado triunfo con el Movsitar Team
Maxi Richeze, que acompaño a Gaviria en el equipo Quickstep y el UAE Emirates como lanzador, habló de la situación del antioqueño, que este miércoles volvió a tener una jornada para el olvido.
El argentino conoce a Fernando como nadie, pues era el encargado de ubicarlo bien para el final de los embalajes y ahora, desde el retiró, opinó sobre la mala racha de su excompañero.
“Cuando ganó en Romandia pensé que iba a estar mejor”, dijo pensando que iba a tener mejor nivel en el Giro.
“Sabemos que Fernando tiene un poco dificultad con los compañeros, por ahí no se está encontrando”, explicó Richeze, que el año pasado se retiro de las carreras.
Esta escuadra no está acostumbrada a estar en la lucha por las llegadas masivas, por lo que Fernando no tendría el mismo tren de embalajes que lo llevó a importante victorias como en el Deceuninck.
“Conociéndolo bien personalmente, sé que no es fácil para él porque lo pone todo es alguien que corre para ganar”, dijo Richeze sobre el estado anímico que puede tener el colombiano tras los malos resultados.
Sin embargo, Richeze dijo que con la etapa final de la carrera se podría resarcir y tener una alegría que limpié todas las malas energías que se han dado durante la carrera.
“Queda la etapa de Roma. Quizás por ahí cerrar con broche de oro. Ganar la última etapa de las grandes vueltas es una emoción fuerte para los velocistas”, concluyó sobre el colombiano.
“Emocionado, desde la parte de fuera es muy bonito también. Por ahí con mis amigos, comentamos un poco las llegadas. Los trenes y quién puede ganar”, afirmó sobre su nueva vida sin estar en el pelotón internacional.
Director del Movistar lo reconoce
Otro que habló sobre Gaviria fue Pablo Lastras, director deportivo del Movistar, que aceptó el fracaso en esta jornada.
“Hoy ha sido un esfuerzo sin premio. Estamos dolidos y los invito a creer de verdad. Nos queda una fuga y la última etapa en Roma”, dijo el técnico de la escuadra español.
En el mismo sentido, Lastras aceptó que en la parte final de las etapas no están logrando colocar en buena posición al antioqueño.
“Fer queda un poco aislado. Para nosotros es una manera nueva de trabajar y estamos pidiendo paciencia. Es una forma nueva y Fernando nos está aportando muchísimo”, señaló.
“El que es ganador es ganador, ser segundo es un fracaso. Solo nos vale ganar”, aceptó Lastras sobre el objetivo que había con Fernando en el Giro.
Lo que viene para las siguientes etapas
El jueves, los ciclistas disputarán la primera de las tres etapas decisivas en los Dolomitas, con 161 km entre Oderzo y el Val di Zoldo, muy cerca de la frontera austriaca, con cuatro ascensos en el programa, dos de primera categoría (La Crosetta y Fercella Cibiana) y otros tantos de segunda (Coi y Val di Zoldo), casi consecutivos y concentrados en los últimos diez kilómetros, cortos pero muy explosivos, con rampas de hasta el 19% de desnivel.
El viernes será aún peor, con un recorrido dantesco hasta las Tre Cime di Lavaredo y sus 2.304 m de altitud, la cota más alta de la 106ª edición de la carrera.
Y por si fuera poco, el sábado se decidirá todo en los 18,6 km de cronoescalada del sábado, con el Monte Lussari y sus 7,3 km de subida a un desnivel medio del 12,1%