La mañana del 24 de enero de 2022 sufrió el golpe frente al bus que lo tiró al piso; en la noche llegaba otro peor: la noticia de que podía quedar parapléjico. Un año después, está listo para volver por el trono en el Tour de Francia. ¿Cómo lo hizo?
De frente contra un bus a 62 kilómetros por hora. Estas diez palabras por más crudas que se lean, no alcanzan a dimensionar lo que vivió Egan Bernal en la vía Bogotá - Tunja cuando la vida le puso una prueba inmensamente mayor a superar el Tourmalet, el emblemático puerto de montaña del Tour de Fancia. Estas tres palabras, las de la competencia que quería reconquistar, eran quizá las únicas que estaban en la mente del zipaquireño, quien miraba al piso concentrado cuando su menudo cuerpo se encontró con el vehículo de la empresa Alianza que cubría la ruta esa nublada mañana. Muerte: una palabra que lo rondó por esas horas.
“Última hora”, interrumpían los canales de televisión, las emisoras de radio en su programación habitual, mientras llegaban las alertas de los portales más leídos a los celulares. “Egan Bernal acaba de accidentarse”, replicaban todos, sin que aún se conociera la gravedad de lo ocurrido. La confirmación de que había ocurrido en una carretera hacía temer lo peor, pues tan solo seis meses antes el país se había conmovido con la muerte del pequeño Julián Gómez, recordado por llorar viendo a Egan campeón. El niño iba en su bicicleta por una vía a las afueras de Bogotá cuando un tractocamión lo atropelló.
A un lado quedó el partido que la Selección Colombia estaba preparando para enfrentarse cuatros días después a Perú por las Eliminatorias Conmebol Qatar 2022, ese lunes eEl fútbol pasó a un segundo plano y, a medida que avanzaba el día, se conocían algunos detalles aterradores del accidente que generó un voz a voz, con rumores que se esparcían como el covid en 2020.
“Lo de Egan es grave”, “El man se dio durísimo contra un bus”, “Dicen que hasta no podría volver a caminar”, o “Se le acabó la carrera”, eran algunas de las expresiones que se escuchaban sobre el accidente que puso al corredor del Team Ineos a luchar entre la vida y la muerte.
Horas antes del impacto, Egan se preparaba para afrontar una crono junto a un reputado grupo de corredores del Ineos, su equipo de ciclismo. Lo acompañaban Ríchard Carapaz, Daniel Martínez, Omar Fraile, Brandon Rivera, Andrey Amador y Carlos Rodríguez, en un entrenamiento que parecía de rutina; el zipaquireño se movía paralelo a automóviles, motos, camiones y buses llenos de personas camino a su trabajo por las carreteras de Cundinamarca.
Mientras se reportaba del regreso a clases presenciales en los colegios, se afinaban las campañas presidenciales y se sumaban 21.219 casos nuevos y 237 fallecidos por covid-19, en inmediaciones a Tocancipá los pedalazos de Egan Bernal esta vez no iban camino a la gloria. El plan del Ineos consistía en realizar trabajos de contrarreloj en la bicicleta con algunos de los integrantes del equipo, que se detuvieron un momento esa mañana.
“Salimos de Tocancipá, fuimos hasta el peaje El Roble, que es yendo a Sesquilé. Nos devolvimos en el peaje, vía Gachancipá, Tocancipá y Briceño”, relató Bernal días después del accidente en una extensa charla con Vicky Dávila en SEMANA. “Unos compañeros pararon y dije: ‘no, no quiero parar por el dolor de piernas para arrancar, qué pereza. Yo arranco mi serie de una vez. Tenía que hacer una serie muy dura, entonces arranqué”. Esta decisión le terminaría cambiando su planes en el 2022.
Sobre las 10:00 a. m., el joven campeón del Tour de Francia en el 2019 y del Giro de Italia en el 2021 iba embalado sobre la carretera, los 62 kilómetros por hora ya marcaban su ruta y un minuto después estaba tendido en el suelo y descartando qué era eso que lo había frenado en seco y hasta partido su bicicleta en dos, después contaría: “Me di muy duro...Tenía tanto dolor que lo que hacía era mirar hacia abajo, estaba tendido en la vía”.
A partir de ese momento, el ciclista colombiano empezó su lucha por sobrevivir. El mecánico que lo acompañaba comenzó a tranquilizarlo, mientras que Egan intentaba recuperar el aire y entender lo que había sucedido: “Cuando sentí que me estaba desmayando, volvió el aire y fue cuando alcé la mirada y vi el bus”, agregó.
La reacción fue inmediata. No había tiempo que perder, pues cada minuto era clave para salvarle la vida. Lo primero fue llamar al médico del equipo, que estaba en el hotel. Por suerte para Egan, estos no tardaron en llegar ni la ambulancia que lo trasladó a la Clínica Universidad de La Sabana sin quitarle el casco ni demás elementos de protección, a pesar de su desespero: “Me duele mucho atrás, quiero quitarme el casco. El doctor no me dejaba y yo estaba superemputado con él”. Ya en el hospital, lo ingresaron a la sala de cirugía de inmediato.
Poco a poco se revelaron más detalles y el parte médico ratificaba el susto en el mundo del ciclismo: ”Trauma de cráneo leve, fractura de columna cervical no desplazada, perforación del pulmón con presencia de aire y sangrado en la cavidad torácica, fractura de la vértebra torácica t5 y t6 y fractura del fémur y de la rótula derecha”, un dictamen que a algunos puso en duda la continuidad de la carrera de Egan.
Tan pronto se supo de la gravedad del golpe, los médicos comenzaron a trabajar para tratar a Egan y que su carrera como deportista no se viera frustrada con tan solo 26 años de edad y en el punto más alto. En solo 12 horas fue sometido a tres intervenciones quirúrgicas, pues las heridas de consideración así lo exigían. Posteriormente, fue sometido a otras dos y en menos de un mes después de este accidente ya estaba saliendo del hospital.
“Casi me mato, ¿pero saben qué? Estoy agradecido con Dios por ponerme esta prueba. Está siendo la carrera más dura, pero he tenido un grupo de gente excelente a mi alrededor”, escribió desde la clínica agradeciéndole a todos los especialistas. Y cómo no lo iba a hacer si es que tuvo un 95 % de probabilidad de haber quedado parapléjico y “casi perder la vida haciendo lo que más me gusta hacer”, escribió en su redes sociales.
Luego de ser dado de alta de la clínica, comenzó su recuperación que hasta muchos consideran milagrosa. De no haber sido un deportista de alto rendimiento y tener un cuerpo y una mente tan fuerte, aún estaría tratando de caminar. Claro está que sin el trabajo que hicieron los médicos, este milagro no hubiese sido posible, pues el ciclista recibió la atención inmediata.
“Estos son milagros que se configuraron porque todo se dio para que el paciente saliera adelante. Que tuviera el casco puesto, que el médico del equipo lo recogiera temprano, que lo trajeran al centro asistencial más cercano, que el equipo que lo intervino estaba todo en la clínica, esos fueron los milagros”, le contó a El Tiempo Gustavo Uriza, el neurocirujano que recibió a Egan y que lo operó.
Su recuperación avanzó tan rápido que el 20 de agosto de 2022 corrió el Tour de Dinamarca y luego fue al Tour de Alemania, donde tuvo una pequeña caída sin gravedad y, posteriormente, corrió las clásicas italianas Coppa Sabatini y Giro della Toscana. Egan daba luces de su regreso y de su ambición por volver a lo más alto y, además, de despejar esas voces que le decían que debía retirarse, porque durante varios días de lucha esta fue una posibilidad.
Transcurridos 365 días de aquel fatal accidente, Egan lo toma bien, cree que tiene una gran historia que contar. En tres años pasó de ganar el Tour de Francia, sobrevivir a una pandemia, regresar para adjudicarse el Giro de Italia y convertirse en el ave fénix colombiano: “Puede sonar raro, pero a este punto yo creo que lo mejor que me pudo haber pasado fue el accidente”, aseguró Egan en entrevista para As Colombia y El Alargue.
Eso sí, el ciclista del Ineos es consciente de que es uno más: “No soy el único que tiene un accidente de estos y que puede salir adelante, creo que muchas personas lo pueden hacer. Hay accidentes diarios en nuestro país y el mío fue mediático, pero personas como yo hay muchas. Por eso seguí montando en bicicleta porque pensé en el retiro, pero lo que me motivó fue ver a la gente que se propone eso y logra salir adelante”, agregó.
Tras su más reciente cirugía, una de nariz, para mejorar la función respiratoria, Egan se siente bien para volver a competir y la carrera que eligió fue la Vuelta a San Juan en Argentina. Está listo para hacerlo y está lleno de confianza para seguir con su puesta a punto: “El ciclismo es un deporte que solo se puede medir por números y así se sabe realmente uno cómo está (...) pero una cosa es entrenando y otra cosa es en carrera. La idea es competir y ver realmente cómo estamos. Estoy motivado y quiero hacer ya carreras para ver cómo estoy”.
El cilcista zipaquireño espera que su cuerpo responda a las exigencias de un deporte donde se lleva al cuerpo al límite. No obstante, el del Ineos ya sabe lo que se siente, no solo por las victorias que ha conseguido sobre su caballito de acero, sino también porque la recuperación de este accidente lo puso a prueba, tanto mental como físicamente.
El colombiano ya tiene su calendario armado y sus objetivos claros. Luego de correr en San Juan, quiere venir al países a hacer las Nacionales y aprovechar para estar con su familia, es la única carrera que hará este año en Colombia. “Luego voy a Andalucía, París-Niza, País Vasco, que son duras, pero son muy buenas en el nivel internacional y sería bueno hacerlas bien”, explicó.
No obstante, su mente está puesta en una carrera. Esa que todos quieren ganar y en la que Egan sin duda buscará repetir, luego de lo hecho en el 2019, el Tour de Francia: “Es el objetivo número uno del año y depende cómo salga del Tour hacer la Vuelta a España”, contó.
Es evidente que las ganas de Egan por recuperar su mejor nivel son las de un depredador luchando por su presa, por lo que no se puede descartar que vaya a estar entre los mejores del pelotón en las grandes vueltas que va a correr. Su carrera no la detuvo un bus de frente, ni 20 fracturas en su cuerpo, ni la perforación de su pulmón, ni la pérdida de dos litros de sangre. Todas esas ya son cenizas, de las que Egan resurge un año después como la mítica ave fénix.