Paula Ossa, una deportista que encontró en el ciclismo paralímpico las fuerzas para salir adelante

La vida deportiva de Paula Andrea Ossa inició en el patinaje. Este le sirvió para conocer el deporte, sus valores, la determinación que se necesita para no rendirse ante los obstáculos que aparezcan y aprender que el triunfo es el proceso del trabajo fuerte y la dedicación. Sin embargo, la vida le tenía preparado otro camino.

“Empecé en el patinaje de carreras, pero hubo un momento en el que ya no estaba en el podio y uno como deportista siempre quiere estarlo, así que el papá de una compañera que estaba iniciando en el ciclismo me dijo que por qué no le daba una oportunidad al no haber tantas mujeres y se podía ser pioneros allí”, le contó la joven de bogotana a SoHo.

Pero para Paula esto no parecía ser una opción, pues el ciclismo no es que le llamara mucho la atención: “Cuando practicaba el patinaje hacíamos bicicleta, pero a veces yo le sacaba el aire a las llantas y le decía a mi papá que habíamos amanecido pinchados para no salir”, reveló Paula entre risas.

Lo que ella no sabía en ese momento era que el ciclismo terminaría siendo el deporte que le daría sentido a su vida y del que terminaría aprendiendo una serie de lecciones que hoy en día la han convertido en una mujer soñadora, aguerrida y resiliente, pues es de las personas que hará todo lo posible por encontrar una oportunidad en los momentos más difíciles.

La primera experiencia sobre una bicicleta fue a los siete años y tomó fuerza a los 14, cuando su mente se llenó de dudas y la llevó a pensar que no era buena. El ciclismo la llenó de motivos, le demostró que, muchas veces, solamente se necesita un pequeño ajuste para convertirse en un referente.

Una vez arrancó, los triunfos empezaron a llegar. Quedó campeona nacional de la velocidad pura por equipos en los Juegos Deportivos Nacionales y desde ahí no se cambió por nada: “En ese momento me di cuenta que estaba en el deporte equivocado, pero le agradezco al patinaje por toda esa fortaleza que me dio para llegar al ciclismo con un muy buen nivel”, aseguró Paula.

Sin embargo, la vida le tenía preparada un reto del que logró sobreponerse de una forma que pocos creerían. En abril de 2014, un accidente de tránsito casi le cuesta la vida: “Sucedió el 29 de abril. Fue un día bastante raro. Teníamos planeado salir a entrenar, pero amaneció lloviendo, así que decidimos ir al gimnasio. Después se mejoró el día y tomamos la decisión de salir. Fuimos hasta Puente Piedra, pero, de regreso, sobre la Avenida Boyacá con calle 80, sufrí un accidente en el que una volqueta me pasó por encima y me destrozó toda la pelvis, el sacro y tuve un desprendimiento de glúteo”, relató Paula.

Paula fue llevada de inmediato al hospital. Los médicos le realizaron las cirugías pertinentes, pero el parte no fue muy positivo a pesar de haber intentado todo lo humanamente posible para que reaccionara. Le dieron horas de vida, pero la cercanía de su familia, el cariño de su mamá, la fuerza de sus amigos y otros deportistas fueron el impulso más grande para regresar, por así decirlo, del otro lado.

A su mamá le dijeron que le pidiera al ser en el que ella más creyera por su vida: “Necesitamos que le hable, le de un beso y se despida de ella. Ella me dio un beso en la frente y, según lo que ella me cuenta, me dijo que todos estaban rezando por mí y que le pidiera a Dios que me diera permiso para estar con ellos de nuevo y de no ser así que les diera mucha fortaleza. En ese momento reaccioné y ya cumplimos ocho años de estar, nuevamente, en la Tierra”, agregó la bogotana.

Luego de una ardua rehabilitación y haber pasado por siete cirugías volvió a competir en unos Juegos Nacionales, en noviembre de 2015, competencia en la que ganó una medalla de bronce en la velocidad por equipos.

Parecía que renacía como el Ave Fénix, pero en el deporte la parte física como la mental son dos herramientas que deben trabajar mancomunadamente, sin una de ellas el nivel deportivo no podrá encontrar su forma más pletórica.

Después de graduarse como administradora de empresas sufrió un cuadro depresivo que la hizo colgar la bicicleta: “Salí a buscar trabajo, estuve como digitalizadora de documentos, después como asesora comercial y ahí apareció el seleccionador colombiano de ciclismo paralímpico José Gabriel ´Chepe’ Castro, quien me comentó sobre el ciclismo adaptado”.

A pesar de la negativa de Paula por hacer parte del deporte paralímpico, el entrenador la convenció de que podía representar a Colombia en este nivel. Se realizaron los exámenes médicos, se enviaron al Comité Olímpico Internacional y su solicitud fue aceptada: “Cuando me dijo eso sentí un fresco en mi corazón y me di cuenta que lo mío era el deporte. Aprendí a aceptarme y a que tenía mis limitaciones”, contó Paula.

Y agregó: “Al principio fue muy duro y cuestioné el porqué me tenían que pasar estas cosas a mí, pero poco a poco entendí que no debía preguntarme el porqué, sino el para qué tuve que pasar por eso” y en el transcurso de este camino empedrado, las respuestas no tardaron en llegar.

Los resultados se le comenzaron a dar. En la Copa Mundo de Italia en 2017 se quedó con la medalla de bronce en la prueba de ruta C5, después llegó la plata en la prueba del Scratch 10 kilómetros en el Mundial de Río de Janeiro y un anhelado diploma olímpico en Tokio 2020, esto solo hablando en lo deportivo, porque, además de cumplir su sueño de hacer parte de la selección nacional, también encontró en el deporte paralímpico al hombre con el que ha conseguido formar una familia.

Se trata del también ciclista paralímpico Edwin Matiz: “Comenzamos a compartir más en entrenamientos y en las competencias. Él me invitó a salir y comenzamos a conocer la historia de cada uno. Ahora llevamos casi cinco años y compartimos casi todo el día. Yo lo entiendo, él me entiende y es una relación en la que sabemos cómo nos toca y nos cuidamos mutuamente. Es una motivación más el estar juntos y luchar por lo que queremos. No solo por nosotros, sino también por nuestra hija Isabela, quien es ahora una de mis mayores motivaciones”, dijo Paula.

“Quiero mostrarle a mi hija que las mujeres tenemos verraquera, que somos guerreras, luchadoras y que podemos cumplir con todo lo que nos proponemos. Por eso felicito a todas las mamás deportistas porque es bastante duro. Sacrificamos mucho con nuestros hijos por viajar, entrenar, competir y no podemos dedicarle el tiempo que ellos quieren”.

Del fruto de todo este esfuerzo, Paula es una de las cartas nacionales para subirse al podio en París 2024, razón por la que hace parte de los 62 integrantes del Equipo Colombia, iniciativa liderada por el Ministerio del Deporte junto con los comités Olímpico y Paralímpico, que realizan su preparación con apoyo económico, acompañamiento metodológico, de profesionales en ciencias del deporte y psicosocial, para afrontar los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, que se llevarán a cabo en la capital francesa.

“Cuando nos hablaron de esto me pareció algo muy bueno porque nosotros como deportistas no solo necesitamos el apoyo durante las competencias, sino en el proceso que se lleva a cabo para estar en un buen nivel. Que el Ministerio del Deporte se haya puesto en la tarea de llevar a cabo todos estos procesos y tener un equipo de trabajo que nos apoya como los dirigentes, entrenadores, metodólogos, nutricionistas, médicos, psicólogos, fisioterapeutas hacen que nosotros podamos llegar a obtener esos logros tan anhelados para toda la delegación”, resaltó la ciclista.

A Paula no solo el accidente que tuvo le permitió ver la vida de otra manera. El deporte paralímpico también la marcó y se siente feliz con todo lo que ha logrado y aprendido a lo largo de su carrera: “Aprendí a aceptarme, a que tengo mis limitaciones y a luchar por lo que quiero. Nadie dijo que la vida era fácil. A todos nos ha tocado pasar por momentos duros, pero hemos salido adelante, por lo que entendí que lo que no te mata te hace más fuerte”.

*Este trabajo periodístico se hace en alianza con el Ministerio del Deporte.