A pesar de que sufrió un accidente de niña y estuvo a punto de negarse a volver a un velódromo, la deportista santandereana le dio una segunda oportunidad y ahora no puede vivir sin sentir la adrenalina de estar en la pista
La historia de amor de Martha Bayona con el ciclismo de velocidad es de esas en las que ella tuvo que tomarse un tiempo para darle una segunda oportunidad a ese deporte que terminó catapultándola a la gloria y que la llevó a ser una de las mejores ciclistas de la velocidad pura y dura.
Este romance con al bicicleta comenzó desde su infancia gracias a su papá: “El siempre se enfocó en apoyar a sus hijas. Mis hermanas también fueron deportistas, pero después fui yo la que quedó vinculada a este deporte desde el 2002″, aseguró Martha para SoHo.
Primero fue la ruta. Su padre la llevaba a festivales donde ella cada vez más se enamoraba del ciclismo. Sin embargo, no todo fue color de rosas y, aunque esta joven santanderena ya mostraba el talento que tenía sobre las dos ruedas, una caída por poco priva a toda Colombia de contar con una deportista de alto rendimiento del calibre de Martha.
Con tan solo nueve años tuvo su primer contacto con el velódromo, pero el golpe fue duro: “Ese día me caí y le cogí miedo a la pista. No tenía la cicla de pista y fue una experiencia diferente. En realidad, la caída no fue tan grave, pero en ese momento descarté por completo la pista y duré dos años por fuera del velódromo”, contó la bumanguesa.
Pero el ciclismo de velocidad era lo suyo y quizás esa fue tan solo una prueba que tenía que superar para poder llegar hasta donde está ahora. Su padre no dejó impulsarla y gracias a Gilberto Santa, quien le dijo a su papá que la llevara una vez más a la pista fue que decidió volver a intentarlo.
No fue sencillo, pero con el pasar de los días fue adaptándose a la bicicleta de pista y perdiéndole el miedo a andar por el peralte: “Después me amañé y ya no salgo de ahí, y desde ese entonces sigo dejando al país en lo más alto que es lo más importante”, comentó Martha.
Luego de haber dado en el clavo y comprender que lo suyo era la velocidad pura, Martha no se cambia por nada. Si bien sus inicios fueron en la ruta, esta ya solo hace parte de sus entrenamientos y no tanto como una modalidad en la que quiera participar: “En la ruta estuve en tres Vueltas del Futuro, pero no me fue bien. Tampoco fue suficiente para mí quedar solo campeona de metas volantes, en cambio en la pista lo intenté y obtuve mejores resultados. Ahora la ruta la hacemos es más por temas de preparación para la pista”, reveló.
Con la mente puesta en la pista, Martha fue conociendo personas que, sin lugar a dudas, le dieron un impulso para ser una de las mejores velocistas del mundo. Jhon Jaime González, seleccionador nacional, quien par ella es como segundo padre, lo conció en un Campeonato Nacional prejuvenil y desde allí comenzaron a trabajar juntos.
Martha tuvo que mudarse a la ciudad de Medellín, pues luego de estar con él en algunas pruebas a nivel internacional siempre quiso que fuera su entrenador. En la capital antioqueña también conoció a Juliana Gaviria y Fabián puerta, dos grandes del ciclismo que le tendieron la mano y le abrieron las puertas de sus casas para poder cumplir su sueño de entrenar con el equipo nacional.
Su relación con Juliana hizo clic de manera inmediata. En el 2011, Martha ya estaba dando algunos resultadso y un año después, en una Copa Mundo de pista en Cali, hizo equipo con ella y desde ese momento no ha parado de sumar victorias. Lo hicieron en los Campeonatos Panamericanos de 2013, 2015 y 2016, donde obtuvieron dos oros y una plata, respectivamente, en la velocidad por equipos, así como en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 se llevaron el bronce.
Con el paso del tiempo, Martha se puso retos mucho más altos como el de estar en el podio de unos Juegos Olímpicos. La primera oportunidad que tuvo fue en las justas de Río 2016, pero el resultado no fue el esperado por una caída que tuvo. A pesar de eso, la velocista santandereana aún siente mucha felicidad por haberse clasificado al no haber podido hacer un ciclo completo: “Para mí esos juegos fueron muy buenos a pesar de la caída, por el sentimiento que tuve corriendo fue bueno. Ahora solo queda seguir entrenando y pensar en París 2024″, enfatizó Martha.
París 2024 es su objetivo y es por lo que más trabaja día a día, ya que a los de Tokio 2020 no pudo asistir por tan solo 10 puntos: “Soñamos con estar ahí y lo primordial es acumular la mayor cantidad de puntos y estar adelante en las carreras porque no me quiero quedar por fuera, así que nos queda ir paso a paso. Este año inicié muy bien y hay que seguir porque sueño con el arcoíris de campeona mundial, también”.
Los resultados de Martha a lo largo de su carrera la tienen entre las mejores velocistas del mundo y, por tal motivo, el Ministerio del Deporte junto al los comités olímpicos de Colombia la escogieron como una de las 62 deportistas que integran el Equipo Colombia, una iniciativa con el objetivo de apoyar a los deportistas con su preparación a través de un apoyo económico, y acompañamiento metodológico con profesionales en ciencias del deporte y psicosocial, para afrontar los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, que se llevarán a cabo en la capital francesa.
“Es un proceso que se está haciendo de la mejor manera, porque nos están apoyando con lo que necesitemos y eso nos ayuda a contar con el apoyo para dar lo mejor en cada carrera, así que tener su respaldo es vital”, comentó Martha sobre el poder hacer parte de este selecto grupo de deportistas.
Martha no está dispuesta a perderse unos nuevos Juegos Olímpicos. Ahora solo piensa en estar en la Ciudad Luz, demostrar todo el potencial que tiene en el velódromo y dejar al país en lo más alto del podio, sin embargo, sabe que para cumplir con este objetivo “lo importante es disfrutar cada momento y entregarlo todo para ser el mejor día a día”.
*Este trabajo periodístico se hace en alianza con el Ministerio del Deporte.