Los Campbell han cumplido el sueño que muchos tenemos, salir corriendo y dejarlo todo para irnos a conocer otros lugares y culturas. Colombia se convirtió en el país número 87 que han visitado, durante estos nueve años y vinieron a comprobar qué tan cierto es que uno de los mejores cafés lo tiene nuestro país.
La historia de esta pareja con 43 años de matrimonio, es todo un ejemplo a seguir y no solo por su lealtad y perseverancia, sino por la decisión que un día tomaron, vender todas sus pertenencias y guardar muy pocas cosas en una pequeña bodega de almacenamiento para poder recorrer el mundo juntos sin prisa y sin ningún tipo de remordimientos.
Ella es diseñadora gráfica y él se dedicaba a organizar eventos deportivos tales como golf, fútbol americano y tenis. Aseguran que sus trabajos eran muy divertidos y lo disfrutaban, pero les faltaba algo.
Debbie tiene 66 años y se ve que es una mujer empoderada y de carácter, que sabe muy bien lo que quiere para su vida. Michael tiene 76 años y es un poco más calmado, es analítico, en su mirada se le puede ver el profundo respeto y admiración que siente por su esposa. Ella también lo mira de la misma forma, se ven como un equipo poderoso y valiente.
Michael relata que desde tiempo atrás Debbie le había sugerido que sus vidas tuvieran un cambio, que fueran más aventureros pero no habían encontrado la manera. “Entonces una de nuestras hijas estuvo en la casa de Seattle hace 10 años y nos preguntó que si sabíamos algo sobre el tema de viajar y quedarse en los airbnb. Y luego se quedó mirando nuestro refrigerador y dijo ahí sigue pegada la lista de lugares que ustedes quieren conocer, ya es tiempo de que lo hagan y viajen por el mundo”, dice el hombre de 76 años.
A Michael y a Debbie la idea les quedó sonando y le pidieron a su hija que le explicará más sobre el tema, fue en ese momento que decidieron abrir su laptop, pero no para trabajar, sino para mirar la manera más fácil de llegar a esos lugares del mundo, que ellos quería conocer. Así fue como empezó esta aventura.
Dicen que a pesar de haber sentido el impulso de dejar todo tirado e irse por el mundo, decidieron esperar un par de meses, pues ya ambos estaban a punto de recibir su pensión.
“No nos gusta decirle a la gente cuánto nos gastamos en esta aventura que hemos emprendido desde hace más de ocho años, porque no queremos destruir los sueños de las otras personas que quieren hacer lo mismo”, dice Debbie cuando se le pregunta por presupuesto. Y además aclara que ella y su esposo son afortunados, pues reciben una ayuda con su pensión, fruto de todo lo que trabajaron por años arduamente.
“Si hablamos un poco sobre presupuesto les podemos decir que no es muy grande, pero tampoco es muy apretado”, agrega Debbie.
Debbie y Michael recuerdan que su primera entrevista fue hace siete años. En ese entonces, y como lo han sostenido hasta el día de hoy, prometieron que no iban a hablar sobre cuánto dinero gastaban o sobre la cantidad de dinero que tienen ahorrada para estos viajes. Pero cuál es la razón para esto, “hay muchas maneras de viajar por el mundo y cada quien decide qué presupuesto usa”, resalta la pareja.
Un hostal, un airbnb, usar el sistema couchsurfing, acampar o alojarse en hoteles son algunas de las maneras en las que las personas puede elegir como quedarse en un lugar, todo se ajusta al presupuesto. “Nosotros no queremos decirle a la gente que no puede hacer esto porque no tiene suficiente dinero”, agrega la pareja.
Cuando Debbie y Michael decidieron tomar el viaje por el mundo, como una opción de vida, comenzaron a pensar en qué tan buena opción era vender los carros, sus casas y todos los muebles que habían allí. El fin de esto era utilizar ese dinero para la nueva aventura, sumado a los ahorros y a la idea de quedarse en las casas de otras personas por bajo precio.
“Vale la pena resaltar que nosotros viajamos para conocer pero intentamos vivir como si estuviéramos en nuestra casa. Hacemos cosas normales, yo cocino, hago el aseo en la casa, lavo la ropa y salimos de vez en cuando. Hacemos nuestra vida diaria pero en otros países. Simplemente, vivimos nuestro diario vivir en la casa de otras personas, en diferentes partes del mundo”, cuenta Debbie.
Para realizar esta aventura, Debbie asegura que Michael comenzó a hacer cuentas en una hoja de Excel. Allí revisó sus estados financieros. “Le dije, ahí tenemos dinero que podemos utilizar para emprender esta aventura por todo el mundo. Desde que nuestra hija nos dio la idea pasaron seis meses, de los cuales tres de ellos estuvimos pensando si lo haríamos o no y los otros tres meses los gastamos planeando todo. Ya para julio del 2013 comenzamos nuestra travesía.
Debbie y Michael aseguran que es difícil dar esta respuesta, pues Colombia se convirtió en el país número 87 que han visitado en todos estos años. Sin embargo, aseguraron que los lugares que más recuerdan porque fueron cautivadores fue Croacia y París, en este último vive su hija con su esposo y sus nietos. También mencionaron Italia y Turquía.
En cambio, para decir cuál es el lugar al que no volverían, Michael dice que prefiere no decirlo. Sin embargo, Debbie aseguró que ella nunca volvería a Nairobi, capital de Kenia. Aseguran que cada país es diferente y siempre va a aprender en cada lugar. “Sabemos que aprendemos algo aquí, algo allí. Creo que todo depende de cómo estemos, de la suerte que tengamos, de lo curiosos que estemos”, agrega Michael.
Con estos viajes, los Campbell disfrutan cada aprendizaje, conocen las culturas y aprovechan para encontrarse con nueva gente, probar diferentes comidas e ir a eventos.
Cuando Debbie y Michael decidieron vender todo para irse por el mundo, sabían que se convertirían en unos nómadas, “así es como nos hacemos llamar, nuestra familia estuvo muy sorprendida y nos dijeron ‘¡están como locos!’, muchos se sorprendieron con la noticia”, dice el señor Campbell.
Lo cierto de todo esto es que esta pareja no pensaba que fueran a ser nómadas por mucho tiempo. “En el principio dijimos vamos a hacerlo por seis meses y después yo le pregunté a Debby ¿te ha gustado y quieres que lo sigamos haciendo? y ella no dudo en decir que sí. Entonces comenzamos por un año y luego por dos años y ahora nos ves, llevamos nueve años en esto, esto es una locura, de hecho nuestros nietos no nos conocen sin haber sido unos nómadas”, cuenta Michael.
Debbie dice que su esposo es el que se encarga de esto. “Yo lo que hago es mirar en Internet, hay mucha información. En un inició íbamos a las capitales de los países de cada sitio europeo que visitamos”. Además, ellos miran en detalle los presupuestos y el precio de la moneda de ese país.
Los Campbell se niegan a hablar de dinero y reiteran que lo hacen porque saben que las personas tienen sueños en su vida y hay una cantidad de excusas para no cumplirlos, con ellas que se puede llenar un libro. “Mi familia, mis hijos, el dinero, la casa, cualquier cosa es excusa para no cumplir esos sueños. Entonces nosotros no queremos arruinarle la ilusión a alguien. Nosotros somos muy afortunados de tener recursos, de haber ahorrado dinero, de haber trabajado y por eso tenemos lo suficiente para podernos cuidar y gastar”.
“Cuando nosotros comenzamos a planear esta aventura nos dimos cuenta de que teníamos muchas cosas que en realidad no necesitamos en nuestra casa, entonces lo que hicimos fue conseguir una pequeña bodega y allí algunas guardamos unas cosas especiales para nosotros, así como ropa para cada estación. Los muebles y las cosas de mi cocina que extraño mucho, las vendimos. Pero la verdad no fue nada difícil, fue algo muy liberal liberador”, cuenta Debbie.
Los Campbell viajan con una maleta cada uno y no compran nada, esa es la regla que tienen.
Una de las experiencias más raras que les ha pasado durante todos estos viajes, fue un día en el que se les dañó la puerta y Michael se quedó por fuera, no pudo entrar. En Grecia montaron en la parte trasera de una moto. “También hemos estado en edificios tenebrosos. En Barcelona nos pasó que cogimos un tren exprés que iba para la dirección contraria. Pero si hablamos de cosas raras que hemos tomado, sin duda, la chicha, acá en Colombia, es difícil recordar todo, esto es una aventura”, dice Debbie.
Al momento de la entrevista, la pareja iba a emprender su viaje a San Miguel de Allende, México, un lugar en el que ya han estado varias veces y en el cual cada vez que visitan se sienten más enamorados por ver el sol de los atardeceres en este desierto.