La sensualidad y el erotismo se han convertido en una oportunidad para algunos y en un negocio para otros.
Ser modelo webcam, aunque muchos no lo crean, es una vocación que no es para todo el mundo. Como cualquier otro empleo o profesión, se requiere de dedicación y esfuerzo, además de tener conocimiento en idiomas.
Este último factor es determinante para la comunicación con los clientes que en su mayoría son extranjeros. En estos espacios los empleados deben crear performance para complacer a los usuarios del ciberespacio.
Pese a que todavía hay un tabú bastante marcado con esta industria, varios modelos webcam afirman que no tiene nada de malo porque en realidad no le están haciendo daño a nadie. Además, resaltan que todo su contenido erótico y sexual es totalmente virtual, en ningún momento hay contacto físico como en el caso de la prostitución o las personas que se dedican a ser prepagos o gigolós.
Esta industria para el entretenimiento para adultos se ha convertido en un factor económico bastante importante en el país.
De acuerdo con el director general de Lalexpo, Juan Carlos Rivera, el modelaje webcam genera ventas superiores a los 80 mil millones de pesos. Así también, se ha generado bastante empleo porque hay aproximadamente 100 mil personas ejerciendo este oficio y 45 mil empleados que van desde administrativos hasta personal de aseo.
Así también, aunque para algunos la llegada del covid-19 fue lo peor que tuvo que pasar, para otros negocios ayudó bastante. “La pandemia y la crisis económica desatada por la misma representó un crecimiento del 100 % para la industria en Colombia”, aseguró Rivera.
Cabe mencionar que todos estos trabajadores cuentan con contratos oficiales. La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales expresó hace algunos meses que vigilarían a este tipo de empresas, ya que la Corte Constitucional señaló que este oficio del modelaje webcam no está regulado, pero sí es legal en Colombia.
Sin embargo, esto no deja a las empresas dedicadas a esta actividad ni a quienes están delante de las cámaras por fuera de la Constitución y la ley, por lo que no puede ser un escenario para abusos y violación de derechos.
Hasta el 2020 en Colombia había más de 2000 estudios webcam, convirtiéndose en el segundo país del mundo con más modelos después de Rumania.