Cualquier fanático del fútbol en Latinoamérica -incluido Leo Messi- sabe quién es este actor argentino que personifica a la perfección el fanatismo que despierta este deporte. Freixas habló con SoHo en esta primera vez que visitó Colombia solo, aunque aseguró que la próxima vendrá con su esposa y cómplice, Jose de Cabo, para presentar su obra ‘Una pareja real’.
Corría el año 2003 y Jero Freixas estaba frente a unos cuadernos y unas fotocopias intentando estudiar para un examen de Psicología que tenía en su carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires. Su cuerpo estaba ahí, pero su mente estaba ausente. Él solo pensaba en el partido del día siguiente, el más decisivo para Cuarto Arco, equipo amateur que había creado con sus hermanos y primos. Los dos eventos -el partido y el examen- se cruzaban, así que Jero tenía que escoger si iba a la universidad o jugaba los 90 minutos definitivos para que su equipo no descendiera y además evitar que su ya clásico rival, el Bella Vista, fuera campeón.
“No des el examen, tenés que estar en la cancha, el equipo te necesita”, le dijo su hermano mayor, otro fanático del fútbol, ese viernes a la víspera. Así que al otro día, Jero estaba pateando la pelota y no en un salón de clases. “Vos tenías un examen…”, fue la frase de don Fernando, su papá, que en todo caso terminó apoyándolo. Ganaron 3-1, no descendieron, sus rivales no fueron campeones y él hizo un gran juego. “Era un examen muy importante, pero el partido lo era más, por lo tanto no lo hice”, justifica Jero en esta entrevista con SoHo, en la que admite que esa ha sido una de las tantas locuras que ha hecho por el que llama ‘el deporte más lindo’.
Las locuras las ha hecho con su equipo aficionado, también con Independiente -del que es hincha- y con la selección Argentina. En su memoria está el mundial de Francia 98, el primero del que tiene plena consciencia: era 4 de julio y los argentinos venían de vencer a Inglaterra en un partido que por razones políticas siempre aviva más el patriotismo gaucho que cualquier otro. Se enfrentaban ahora a Países Bajos en cuartos de final y el empate 1-1 que había, se desequilibró con un gol en el minuto 90 que acabó con la participación argentina en ese mundial, al tiempo que destrozó a Jero que veía el partido en casa. “Me acuerdo de llorar mucho, de gritar y fue la primera vez que me enojé con el de arriba, empecé a maldecir a Dios. Agarré una cruz de mi habitación y la escondí. ‘A partir de hoy no creo más’, dije. Estaba enojadísimo, pero terminé pidiendo perdón”, recuerda Freixas conmovido.
Escuchando a este argentino, el episodio me recuerda mucho mi reacción entre rabia y lágrimas cuando Brasil nos sacaba de su mundial en 2014 con un James Rodríguez impotente y un gol de Yepes anulado, pero también a mis 10 años -cuando aún era religioso- que me arrodillé con un crucifijo en la mano durante el cobro de los penales entre América de Cali (mi equipo) y Rosario Central, en el inverosímil partido de Copa Libertadores en el que empataron 3-3 con dos goles a los dos últimos minutos y, como muchas veces, nos enviaron al infierno. Mi lista de locuras es mucho más larga y todos los fanáticos del fútbol hemos hecho alguna, así que Jero las condensa en sus videos y ahí está su éxito.
Jerónimo Freixas Perkins es el nombre completo de este actor al que no le gusta que lo llamen influencer, esa palabreja con la que denominan a muchos creadores de contenido en internet pero que puede terminar igualando piezas de calidad como las de Jero, con mucha basura que, no es un secreto, circula por la red. Freixas cuenta que su primer apellido es de Cataluña, explicación que por supuesto también la lleva al fútbol: “Por eso no puedo irle nunca al Madrid, vengo de ahí, tengo sangre catalana” y aunque les envía un saludo diplomático a los madridistas, los que lo seguimos sabemos que con el ‘equipo merengue’ nada, ni siquiera una camiseta regalada por el amor de su vida.
Por estos días estuvo en Colombia invitado por una casa de apuestas deportivas y aprovechó para ver fútbol, lo que más le gusta: llevado por Millonarios visitó El Campín que ansiaba conocer; el equipo azul por lo menos no lo decepcionó y le ganó 2-0 a Jaguares. Además, fue al Estadio de Techo a ver a Fortaleza en la B, el equipo le puso palco y él devolvió favores con suerte porque también ganaron ganó 2-0. A Jero además le regalaron una bufanda del Atlético Bucaramanga, recibió una camiseta del Once Caldas -al que recuerda perfectamente por haberle ganado a Boca Juniors la final de la Libertadores en 2004- le llegaron invitaciones del DIM para ir al Atanasio y por supuesto, en medio de nuestra charla, le exhibí una camiseta con el diablo rojo americano, que combinaba perfecta con la suya del diablo de Independiente.
Pero a pesar de que el fútbol es su médula espinal y está presente a donde vaya, el ‘Jero de la vida real’ no es igual al que vemos en los videos. “No hay un abismo, pero tampoco somos lo mismo”, les aclara a los que se creen que todo en sus sketches es real y a las que entre risas e impresión se compadecen de Jose de Cabo, su esposa, por “aguantarse a ese loco por el fútbol”. Él lo resume así: “Si yo fuese todo lo que se ve en los videos, debería estar internado en un manicomio y Jose ya no estaría al lado mío, es buenísima conmigo pero tampoco para la boludez, como decimos en Argentina”.
No había una cámara escondida en el primer video viral de Jero y Jose, como publicaron algunos portales, ni lo que ocurrió allí hizo parte de la espontaniedad de ambos -aunque lo sean- sino que está perfectamente escrito por él, un profesional en arte dramático y actuado por los dos, que además se conocieron mientras lo estudiaban en la Universidad de San Salvador. “El personaje con el que yo juego muestra obsesión, fanatismo, inseguridades, exageración, un papá blandito. Son un montón de defectos y locuras del ser humano. Es un abanico, así que algunos se identifican con uno o con otro, pero yo claramente no puedo ser todo eso”.
Antes de aquel video viral en el que Jero dice que no va al matrimonio de un primo de su esposa porque hay mundial y tiene que ver el partido México vs. Corea del Sur, la vida de Freixas estaba marcada por una frustración que él no niega. Pasaron 150 videos en sus redes sociales antes de que empezara a llegar el éxito en esas plataformas, que además descubrió casi por casualidad un día mientras trabajaba como mensajero en una empresa textil. “Me metí en el mundo de las redes por necesidad, no lograba vivir de mi carrera de la actuación”, confiesa y recuerda que en su conservadora familia querían que él fuera abogado, médico o ingeniero. “Mucha gente piensa que nos dedicamos a otra cosa y un día dijimos ‘vamos a hacer un videito a ver si la pegamos’. No. Hubo todo un camino muy complicado con un montón de dificultades”.
Aún cuando ha vivido experiencias únicas, a Jero quizá le faltan por cumplir dos sueños: uno, conocer a Messi, quien de momento ya lo sigue en Instagram, “tengo fe de que en algún momento se va a dar ese encuentro”, responde con esa emoción de quien espera tener a su ídolo cerquita. Y dos…”no lo digas, no lo digas”, me detiene cuando voy a hablarle del favoritismo de Argentina en el mundial de Qatar. “Nosotros somos muy cabuleros, somos muy enfermos con eso”, que nos lo digan aquí que lo vivimos claramente con José Pékerman que siendo director técnico de la Selección Colombia vestía su infaltable corbata amarilla y ponía a sus jugadores con las medias blancas, en reemplazo de las tradicionales rojas.
“No te puedo negar que tengo una ilusión inmensa, hacía mucho un equipo no me ilusionaba. No se puede negar que Argentina está bien, con un invicto, le ganó a Italia goleando, tampoco puedo ser ciego, pero no me permito ilusionarme. Lo quito de mi mente”, cuenta Jero que lo conversa mucho con Jose y que tal vez el video donde se lo dice es de los menos actuados porque lo sentía así.
La expectativa más cercana es si estará en Qatar, por ahora Jose no lo ha sorprendido con ese regalo, pero espera que para el 24 de octubre que es su cumpleaños, le lleguen con tiquetes y boletas. “Sería lindo ver el probable último mundial de Messi y Di Maria, pero más allá de eso, para nuestra carrera, para el laburo (trabajo) nuestro, sin ninguna duda los videos que haríamos allá serían distintos”, responde sobre ese otro sueño.
Antes de acabar nuestra charla y de que se cambie su camiseta de Independiente por una de Argentina, le muestro a Jero cuatro fotos y caigo en el cliché inevitable de todo colombiano con un argentino cuando hablan de fútbol: el 5-0. A pesar de que la paternidad argentina los pone a ellos con 29 partidos ganados y a nosotros solo con 10, el 5 de septiembre de 1993 no se borra de nuestra historia y tampoco de la de ellos. “¿Por qué me haces esto?”, dice cuando le pongo en el celular la portada negra de El Gráfico: ‘Vergüenza’.
“Yo tengo ganas en esta estadía de poder ver a ‘El Pibe’ o a alguno de estos muchachos para decirles que hicieron llorar a un niño que estaba frente a la televisión ilusionado con que Argentina fuera al mundial y Colombia le clavó 5 goles”, dice en este diálogo con SoHo. Ese día el pequeño Jero de 8 años estaba en casa de un tío frente al televisor viendo un partido que fue increíble y es irrepetible. Aunque casi, porque cinco años después fue el 3-0 de la Copa América de Paraguay que también se lo recuerdo con una foto de Martín Palermo levantándose la pantaloneta frustrado por no anotarle un penal a Calero: “Los 3 penales de Palermo, mier…, qué día. Me acuerdo, pero no nos convirtamos en enemigos”, dice en broma.
Las dos fotos finales son de su ídolo, Leo Messi, en momentos que narra muy bien La Bersuit en una de sus canciones dedicadas a Argentina: la agonía y el éxtasis. La agonía del 13 de julio de 2014 cuando perdieron la final contra Alemania y Messi pasa por un lado del trofeo de la copa del mundo mirándola, inalcanzable. “Muy triste, pero el fútbol es así”, dice nomás. Y el éxtasis del 10 de julio de 2021, cuando por fin Messi gana un título con su país nada más que frente a Brasil y en el Maracaná: “Es un país y un equipo que necesitaban una alegría”, responde también corto de palabras.
Jero anunció hace unos días su visita a Colombia con un divertido video en el que su esposa le replica por qué le enseña a su hija sobre jugadores de fútbol y no sobre García Márquez y él responde asombrado porque no sabe en qué equipo juega ‘ese tal García Márquez’. Ahora se va del país sin saber si lo hizo en el Aracataca F.C. o en el Club Macondo y espera poder resolverlo cuando vuelva, ya con Jose de Cabo a bordo, para presentar el próximo año su obra ‘Una pareja real’, el momento que para él es más sublime porque es cuando los que ríen por los videos de las redes sociales lo hacen juntos y en un teatro.
Mientras se repite la visita, lo que me queda claro es que lo que siente Jerónimo Freixas es lo mismo de millones de argentinos y también de latinoamericanos, algo que está contado de forma magistral en un diálogo de El secreto de sus ojos, película argentina ganadora del Oscar a mejor extranjera: “El tipo puede cambiar de todo, de cara, de casa, de famila, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar…no puede cambiar de pasión”. Y esa pasión se llama fútbol.