La famosa actriz porno lanzó en SoHo su teoría de por qué las mujeres deciden ser infieles a los hombres. Y la idea es para preocuparse: si a usted le ponen ‘cachos’ ya no hay mucho por hacer.
Esperanza Gómez Silva no tiene pelos en la lengua para hablar de ningún tema y mucho menos de sexualidad. Cualquiera que se siente con ella a conversar va a aparentar ser un aprendiz, un analfabeta y si nos vamos más allá, un asno en entender cómo vive el sexo una mujer. La popular estrella colombiana de cine para adultos, habló con SoHo sobre su vida y sus proyectos y contó las razones que ella ve para que en las parejas persista la infidelidad.
La actriz porno de 41 años está casada con dos hombres, uno colombiano y otro estadounidense y en esa condición de relaciones abiertas, explicó las razones por las cuales, según ella, una mujer puede llegar a serle infiel a un hombre.
Para ella las personas tenemos unas temporadas de fidelidad y otras de infidelidad. “En algún momento uno de los dos la va a ‘cagar’, punto. La tentación siempre está ahí”, afirmó tajantemente.
“Es muy peligroso para la pareja cuando nosotras las mujeres decidimos ser infieles”, cuenta Esperanza, que tiene identificadas solo dos razones de cuando las mujeres deciden poner cachos. “Lo hacemos por venganza o porque ya de verdad nos enamoramos de otra persona”, dijo. Una señal de alarma clarísima para los hombres cuando los engañan.
En contraste, según la teoría de Esperanza, la infidelidad masculina ocurre simplemente por el hecho de sentir algo nuevo. “Les excita cambiar, experimentar; ustedes se aburren de ‘comer’ todos los días el mismo plato. Nosotras, no. En nuestro caso una vez estamos enamoradas podemos comernos el mismo todos los días y estar satisfechas”. Y añadió que un hombre puede tener la mujer más hermosa del mundo, pero siempre va a tener un instinto para buscar irse a la cama con otra mujer.
“Puede ser la que le da todo por todo lado, la que no se queja, la que nunca dice ‘mi amor hoy no porque tengo dolor de cabeza’, la mejor mamá del mundo, la que les cocina, que los atiende, que los consiente y aún así, si tienen la oportunidad de ‘comerse’ a una mujer por fuera van y la ‘cagan’”, insiste con una gran convicción y en medio de su característica risa, que ya se sabrán de memoria los fanáticos de su contenido.
La teoría de Esperanza no es gratuita, la expone porque lo vivió en carne propia. Ella puede ser todo lo anterior y más. Pero sobre todo es la que ‘da de todo y por todo lado’ y aún así le pusieron cachos, por lo que admite que cuando las personas sufren infidelidad se vuelven más complicadas y desconfiadas.
“El único hombre que no me ha sido infiel, que yo tenga pruebas hasta el momento, es mi marido, con el que llevo 17 años de relación, porque ese hombre siempre que iba a salir con la exnovia o con la amiguita, siempre me decía”, contó a propósito de su pareja colombiana.
Con su marido de Estados Unidos la situación es diferente porque sí le ha descubierto mentiras cuando le ha dicho que se va a demorar en el banco, no le coge el internet, dice que va al gimnasio con un amigo o cualquier otra de esas excusas torpes e inverosímiles que se inventan los hombres infieles. “A ese si le gusta ser infiel”, concluyó Esperanza sin rencores y con gran naturalidad.
Puede parecer una condición biológica y cultural, pero de acuerdo a la teoría de Esperanza, no hay posibilidades de que los hombres puedan ser fieles por su naturaleza de explorador, por la tentación de la novedad. Aunque claro, la de Esperanza no tiene por qué se la última palabra porque habrá hombres muy juiciosos y mujeres que como repiten tantas de ellas “la saben hacer muy bien”.