Conozca todo lo que le implica los desvelos y el tiempo que le dedica a estas actividades.
¿Le ha pasado que empieza a explorar un videojuego por mera curiosidad y cuando se da cuenta han pasado horas? Aunque eso no representa nada grave, hay personas que con el tiempo pueden empezar a generar dependencia hacia los juegos y la tecnología.
Podemos hablar de dependencia a la tecnología cuando se evidencia un consumo excesivo y disfuncional de todo el entretenimiento que nos ofrece Internet. Dentro de este universo, entra la televisión, los videojuegos, las plataformas de streaming y las redes sociales, que en esencia fueron hechas para ser adictivas.
Por el lado de los juegos, las posibilidades de consumo son casi infinitas. Muchos de los más demandados por los gamer, tienen argumentos casi tan buenos como los de las películas. Además, las historias se extienden en diversos formatos digitales que reciben constante retroalimentación de los internautas.
Y es que los creadores de videojuegos recrean mundos fantásticos donde es posible comprar los mejores equipos con dinero real. Parte de esto, es lo que se quiere explorar con la invención del Metaverso en los videojuegos.
Todo lo anterior, sumado a efectos especiales de gran calidad y enfrentamientos en línea con partidas personalizadas, puede resultar demasiado tentador para algunas personas que comienzan a jugar de manera compulsiva, mientras descuidan otros deberes o malgastan su tiempo pensando en avatares ficticios, que cada vez se parecen más a sus creadores.
“Como en otras adicciones, el uso excesivo conduce al abuso, inclusive a la dependencia, y esta la pueden desarrollar personas con antecedentes de adicción en la familia, es decir, por causas biológicas”, explicó en entrevista con SoHo, Martha Suescún, directora de la Fundación Libérate, un centro especializado en prevención y tratamiento de adicciones en Bogotá.
La experta dijo que las personas con dificultad para manejar sus emociones, que sufrieron por causa de un ambiente familiar hostil, que padecen los problemas de las familias disfuncionales o tienen vulnerabilidad psicológica, podrían ser más propensas a convertirse en adictas a estas tecnologías.
De igual manera, añadió que ” las características asociadas a la pandemia por covid-19 podrían aumentar ese riesgo”.
La utilización desmedida de estos aparatos podrían generar alteraciones en el humor, irritabilidad, impaciencia, aislamiento y deterioro en relaciones sociales y familiares, según confirman los expertos.
• Privarse del sueño por jugar.
• Reducir y descuidar actividades sociales, familiares y laborales.
• Sentir la necesidad de invertir cada vez más tiempo para obtener satisfacción.
• Presentar agitación psicomotriz, ansiedad, pensamientos recurrentes, cuando no está conectado.
• Limitar el tiempo dedicado a la conexión. Establecer un horario.
•Tener presente el tiempo dedicado a la conexión.
•Buscar conductas alternativas en el tiempo de ocio.
•Crear un buen ambiente de cohesión familiar.