El libro negro de la brujería en Colombia, que no tiene ni un sólo hechizo, nos devela los fuertes lazos que hay entre la magia, el poder y la sociedad de nuestro país. Su autor recomienda tomar con seriedad cada uno de los capítulos.
Son 10 parajes en los que el lector se verá atrapado por hechos históricos sobre la brujería y cómo estos siguen presentes en la sociedad colombiana. Esteban Cruz Niño relata que la idea de este libro comenzó hace cuatro años en una charla amena con el fallecido escritor Germán Castro Caycedo a quien le preguntó cómo había abordados los temas de brujería en sus obras cumbres: La bruja (que se convirtió en telenovela), Que la muerte espere y Mi alma se la dejo al diablo.
“Me dijo que no quería hablar de eso”, cuenta Cruz cuando recuerda esa memorable reunión con Castro Caycedo. En ese momento, el autor de La bruja lo miró fijamente y le dijo “alguien tiene que escribir esa historia, porque yo ya no lo voy a hacer. ¿Por qué no la escribe usted?”, sugirió el zipaquireño.
Las palabras de Castro Caycedo retumbaron en la mente de Cruz y pensando en todos los relatos del desaparecido escritor, el autor del Libro negro de la brujería en Colombia, creyó que esa historia era un lado muy oscuro del país, que merecía ser revelado. Sin embargo, una advertencia de la voz de la experiencia le puso la piel de gallina. “Tenga cuidado porque la brujería en Colombia siempre ha estado conectada con el poder y el poder en Colombia es muy violento”.
“Fueron cuatro años en los que viajé a diferentes partes del país y entrevisté a personas que me contaron sucesos y conexiones entre lo que llamamos la magia negra y el poder en el país. Entrevisté a presidentes que afirman que en su oficina del Palacio de Nariño se hizo brujería”.
Pero en este libro no sólo se habla de políticos, también hay historias de narcotraficantes muy poderosos que hicieron brujería o que atacaron a otros mediante las artes oscuras. “También hay relatos de paracos, guerrilleros y gente de a pie, como usted o como yo, que en este país han estado envueltos en historias y sucesos de magia negra”, explica Cruz.
En medio de la entrevista con este escritor, antropólogo y magíster en Historia, le pedimos que nos contara, en medio de su investigación, cuáles fueron los lugares de Colombia con las energías más oscuras y este es el resultado.
Lugares de Colombia con las energías más oscuras
Esteban Cruz Niño“Hay tres lugares que realmente me parecen asombrosos, estos lugares oscuros aparecen en el Libro negro de la brujería en Colombia”.
Conocido como la Calle del Cartucho, esta zona desde la época de la colonia fue conocida como el patio de las brujas o la zona de los mártires, ahí mataron a los patriotas. Allí se reunieron las brujas y los hechiceros para hacer maleficios por más de 200 años. Luego se convirtió en la Calle del Cartucho. Para los días en que se demolieron las viejas edificaciones se encontraron lugares que habían sido utilizados para cultos oscuros.
“Yo encontré secretos aun más espeluznantes, como que en esa zona se comercia con grasa humana de muerto, hay gente poderosa que cree que esa grasa es mágica, todos estos relatos están plasmados en el libro”, añade Cruz.
Su tumba queda en los Jardines de Montesacro y hay un hombre que dice que es el guardián de la tumba. A este lugar llegan personas de todo el mundo a visitarla, algunos de ellos van a hacer extraños rituales. Muchos se arrodillan y rezan, otros le dejan trago u otro tipo de sustancias para agradecer por los favores recibidos.
Este es un lugar que, para muchos, carga una leyenda siniestra desde que se construyó, pues la esposa de Marroquín desapareció una noche y nadie sabe qué sucedió; su cuerpo fue hallado sin vida tiempo después en el predio. No obstante, la historia escalofriante no para ahí. Años después, un narcotraficante, Camilo Zapata, alias ‘el Brujo’, que tenía una jauría de perros negros, decidió de un día para otro asesinar a todas las personas que trabajan con él. Está decisión la tomó porque un consejero espiritual le dijo que lo iban a traicionar, por eso los mandó a matar.
Esteban Cruz asegura que no cree en los fenómenos paranormales y por eso los busca. “Esto es como una religión pero tengo que dudar y hago periodismo. Estas crónicas de misterio tratan de develar sucesos que para muchos son extraños y mucha gente calla”, explica el autor del libro.
Cruz asegura que mucha gente le sugería no escribir el libro y le advirtieron que tuviera cuidado si llegaba a revelar historias de brujas, políticos, paramilitares y narcotraficantes, pues no lo iban a querer mucho, “pero yo creo que es una parte que pertenece a la historia de Colombia y debe ser revelada”, añade.
En Colombia, se recurre a lo paranormal en los espacios de poder en algún momento, explica Cruz, quien señala que en su libro hay casos sorprendentes. Una de las historias está relacionada con la esposa de quien fue un ministro en el Gobierno de Álvaro Uribe, Juan Luis Londoño, quien se accidentó en el 2003 en una avioneta en las montañas del Quindío. La esposa del político decidió hacer una sesión de comunicación espiritual y cuentan que en medio de este ritual encontraron, sobre un mapa, una especie de coordenadas que les señaló dónde podría estar la avioneta.
Fue tanta la devoción que la esposa del ministro llamó a Marta Lucía Ramírez, entonces ministra de Defensa y le señaló el lugar donde podría estar la avioneta. Aunque el punto señalado no fue el exacto, la aeronave estaba muy cerca. Para Cruz, el hecho de que se haya intentado incurrir en la magia demuestra que en nuestro país se cree en estas prácticas y las personas se encomienda a todos estos procedimientos que pueden estar al otro lado de la realidad.
El uso de la manteca de muerto está reseñado desde la época medieval, según Cruz, desde tiempos de la inquisición. Se dice que a los niños se les sacaba la grasa y con esto las brujas volaban. También se habla de los hombres lobo que se untaban estas pomadas para así transformarse en monstruos. Pero para no ir muy lejos, este tipo de prácticas siguen en Colombia.
“Yo fui hasta un lugar que es la calle 6 con Caracas y ahí hay un montón de gente que está alrededor de lo que era el anfiteatro, ahí se comerció y se cree que se comercia todavía con grasa de muerto. ¿Para qué la usan? Lo que yo encontré es que hay gente que hace velas con grasa humana para hacer invocaciones en el cementerio y rituales de brujería”, revela Cruz.
El antropólogo advierte que muchas personas creen que la gente rejuvenece, piensan que es como un botox mágico y se aplican en las arrugas. Según los conocedores del tema, para que la grasa sirva, supuestamente, los cadáveres deben tener ciertas especificaciones. “No cualquiera funciona, no puede tener los dientes partidos, haber muerto de forma violenta o haber fallecido a causa de una enfermedad degenerativa”.
Existió un caso sobre un hombre que lo llamaron el sacamantecas; era un asesino que le drenaba la grasa a las personas. En Perú también existe una figura mítica llamada Pishtaco, de hecho, registros del portal BBC reportaron en el 2009 a un grupo de personas que fueron acusadas de secuestrar y asesinar con el fin de vender la grasa humana.
En el caso de Colombia, existe en el Amazonas la leyenda del Mochacabezas, una figura aterradora que flota y que le quita la cabeza a las personas para robarle la grasa . “Hay una extraña conexión entre la grasa y la magia. El hecho es que a pocas cuadras de la Casa de Nariño aún hoy se comercializa la grasa humana. En el libro saco testimonios, por primera vez en la historia, de gente que la comercia y que hace de alguna manera estos tránsitos entre la grasa y el poder oscuro de las tinieblas”, asegura Cruz.
Este libro ratifica aquel adagio popular que dice “las brujas no existen, pero de que las hay, las hay”.