Sus actuaciones tanto a nivel nacional como internacional la han llevado a ser catalogada como uno de los mayores prospectos del país y, a sus 15 años de edad, ella es el presente y futuro de este deporte en la rama femenina
La determinación con la que se enfrentan las adversidades es el reflejo del alma incansable de una persona, del espíritu inquebrantable que lo hace ir más allá de lo que puede llegar la imaginación. Sara Vargas es un gran ejemplo de esta tenacidad. Con tan solo 15 años, muchos de sus sueños se han materializado y otros tantos crecen con el fondo mágico de París: una torre Eiffel iluminada y los Campos Elíseos decorando con su color.
El agua fue el lugar en donde estas ilusiones cobraron vida y, también, donde se materializaron. Aprendió a nadar a los cinco años, gracias a su hermana, Ana Gabriela, quien competía en el alto rendimiento. Ella fue la responsable de enseñarle las bases para moverse con confianza dentro de una piscina. Desde entonces, esta se ha convertido en su segundo hogar, en ese espacio en el que vuela y se mueve con libertad.
Tras mudarse de La Mesa a Bogotá a los 10 años de edad para visitar a los médicos y que la operaran de sus piernas, pues Sara es una deportista de talla baja, encontró una serie de posibilidades para rendir a nivel paralímpico, al encontrarse en camino con personas que la fueron guiando hacia este mundo del deporte de alto rendimiento.
“Yo nadaba con nadadores convencionales, pero me dijeron que en Bogotá había un equipo de natación adaptada y me contactaron con mi entrenador, Steven Ruiz. Vinimos al Complejo Acuático, él me aceptó para presentar las pruebas, hablamos y, finalmente, me dijo que podía hacer parte del equipo de Bogotá de natación paralímpica”, contó Sara.
Sin embargo, no todo fue tan sencillo. Llegar a una ciudad como Bogotá la obligó a adaptarse a una nueva vida y, aún más, si quería seguir practicando el deporte en el que tatas alegrías le ha dado a Colombia.
“Tuve que aprender a ser más independiente. Cuando tenía 12 años mi mamá me acompañaba a los entrenamientos, después le quedó muy pesado y tuve que trasladarme yo sola desde Soacha hasta el Complejo Acuático, por lo que me tocó aprender a afrontar esto de una manera adulta y entender que para sobresalir en este deporte depende del amor y disciplina que tenga”, dijo la nadadora colombiana.
Asimismo, tuvo que aprender a lidiar con los entrenamientos y sus estudios, algo que ha podido equilibrar gracias a la virtualidad: “Esto me ha permitido entrenar y estudiar al mismo tiempo, porque puedo cuadrar los horarios. De esta manera puedo asistir a mis entrenamientos que son de cinco horas casi todos los días y estudiar el tiempo en el que no esté nadando”, agregó.
Su entrenador fue quien empezó a pulir ese diamante en bruto que es Sara. Se encargó de guiarla y la ayudó a encontrar su mejor nivel, que se volvió, rápidamente, en uno superlativo, por encima de los niños de su edad. Empezó a soñar en grande. Los Juegos Paralímpicos, su obsesión. Pero siempre tuvo claro que, para cumplir ese anhelo, tenía que ir paso a paso.
“El profe Steven es bastante exigente y eso me parece lo máximo. Además de ser en una persona en la que puedo confiar y bastante íntegra , es un soñador porque desde el primero día me dijo, ‘chinita podemos hacer cosas grandes, obviamente si eres disciplinada’, por lo que siempre hay que ir más allá”, contó Sara sobre lo que significa para ella su entrenador.
Con esa mentalidad clara empezó a demostrar todas sus cualidades dentro del agua, tanto a nivel nacional como internacional. Cada competencia era como si su experiencia dentro del agua fuera amplia. Sus resultados empezaron a ser sobresalientes y su nombre empezó a sonar siempre entre las mejores. Deslumbró en la Serie Mundial de Indianápolis y en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 e hizo que todo un país sonriera con su calidad.
De a poco alcanzó sus metas, clasificó a Tokio 2020, donde tuvo una actuación notable y sumó a su palmarés un diplomas paralímpicos al meterse en el top 6, con lo que ha demostrado que es una deportista que, a pesar de tener que competir contra las mejores del mundo con tan solo 15 años, se siente confiada de sus capacidades. Rendimiento que confirmó este año en el Mundial de Paranatación en Madeira, en el que logró tres medallas: una de oro y dos de plata.
Los grandes logros que ha conseguido a tan corta edad y durante los más importantes certámenes deportivos, la confirmaron como una de las deportistas que conforman el Equipo Colombia, una estrategia del Ministerio del Deporte que se creó en coordinación con los comités nacionales, olímpico y paralímpico, para que 62 deportistas lleguen a la próxima cita orbital lo mejor preparados.
Por su parte, el anhelo de morder una medalla en París 2024, con la torre Eiffel y los Campos Elíseos adornando su fondo es el objetivo de Sara. Y no es para menos. Al ser una nadadora que ha escrito su nombre con letras doradas en el deporte paralímpico colombiano, no duda un solo segundo en poderse meter entre las mejores, “ya sea primera, segunda o tercera, y mínimo cuarta”, reveló Sara sobre sus objetivos en la capital francesa.
Sus brazadas, así como sus virtudes, entrega, pasión y resiliencia la han llevado lejos, y el deporte paralímpico ha jugado un papel clave en su forma de pensar y de enfrentarse a los retos que le ha puesto la vida en frente: “Esto me ha enseñado que las discapacidades son lo de menos. Lo importante es ser una persona responsable y dedicada, ponerse muchas metas en esta vida. Además, mi perspectiva a cambiado respecto a la discapacidad, porque acá he visto personas que hacen muchas cosas que me dejan sorprendida y que son súper inteligentes”, dijo Sara.
Sara, al igual que muchos deportistas a los que se les llama discapacitados, no se sienten de esta manera. Sin lugar a dudas, son un ejemplo de vida para quienes hacen de un problema del diario vivir un drama, pues guerreras como ella salen todos los días de sus casas con la mejor energía y sin ningún tipo de complejo: “Sinceramente, creo que todos estamos acá por una razón y hay que aprovechar de la vida para soñar, y no perder el tiempo sintiéndose acomplejados, porque entre más auténticos, más únicos somos”.
*Este trabajo periodístico se hace en alianza con el Ministerio del Deporte.