José Gregório Lemos, una estrella del atletismo que no quiere dejar de brillar en el deporte

La familia es el pilar fundamental en la formación de una persona. No importa lo numerosa que sea, sino el cariño que se transmita. Para José Gregorio Lemos su mamá, su hermana y sus sobrinos lo son todo. Cuando habla de ellos sus ojos se iluminan y una sonrisa se le dibuja en el rostro después de cada frase y disfruta el hecho de tenerlos cerca, pues además de querer llegar aún más lejos en el atletismo, ellos se han convertido en su mayor motivación.

José Gregorio Lemos tiene 31 años y el atletismo ha corrido por su sangre desde siempre. Una historia que comenzó en Pradera, Valle, mientras acompañaba a su hermana a entrenar. La velocidad, los lanzamientos y los saltos lo deslumbraron fueron como un flechazo que hizo que todo su cuerpo apuntara directamente hacia esa dirección y que las primeras mariposas en el estómago nacieran por practicar el deporte, sin importar su modalidad.

A los 10 años empezó a entrenar, principalmente, en los 75 y 150 metros planos, pero también su figura se formaba para hacer el salto de altura y lanzar la bala y jabalina. Multifacético en todo sentido. Siempre feliz porque hacía lo que amaba, porque estaba siguiendo los pasos de su hermana, lo cual siempre lo llevo a dar más del 100 %, pues tenía un objetivo claro, “comprarle una casa a mi mamá”, aseguró en conversación con SoHo.

Fue esa pasión lo que lo hizo aprovechar su oportunidad en 2009, cuando tenía 17 años. En la Liga del Valle lo llamaron para completar el equipo de pruebas múltiples para que le ayudara al departamento a sumar puntos. Aunque no estaba preparado para la responsabilidad, el empeño con el que siempre practicó lo llevó a coronarse campeón nacional. Un clic que lo hizo mirar nuevos rumbos.

A partir de ahí empezó un nuevo camino para José Gregório, uno que lo llevó hasta el límite, a probarse hasta el extremo y que siempre hizo con todo el amor y la pasión. En el campeonato suramericano sub-23 que se realizó en Medellín, en 2010, demostró sus fortalezas en los lanzamientos. Como su hermana, la potencia de sus brazos era envidiable, se le veía facilidad en jabalina, bala y disco tanto así, que fue uno de los mejores en esa categoría.

Pero ese año tomó una de las decisiones más osadas de su vida, que fue irse a estudiar a Puerto Rico gracias a una beca que le habían otorgado. La decisión no fue sencilla al ser tan cercano a su familia, sin embargo, se arriesgó y aprovechó una oportunidad que pocas veces se puede tener en Colombia.

“Fue duro porque en ocasiones me sentí solo y era la primera vez que yo pasaba un fin de año fuera de mi casa, pero a la final eso me ayudó a adquirir mucho más carácter para asumir todas las adversidades que se presentaban en el camino y, además, a fortalecerme mentalmente”, recordó José Gregório.

Posteriormente, trabajó con Ubaldo Duany, quien lo potenció en diferentes aspectos. De regreso a Colombia, los resultados en el decatlón se empezaron a ver registrados en la pantalla electrónica. Primero fue campeón en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta; plata en los Juegos Suramericanos, de Cochabamba, y en Centroamericanos y del Caribe, de Barranquilla, en el que logró récord nacional. Todos estos resultados lo elevaron a Atleta Excelencia, programa liderado por el Ministerio del Deporte.

Pero fue en estos campeonatos donde le descubrieron que tenía unas limitaciones que no lo dejaban rendir en su mejor forma, razón por la que se hizo una evaluación y fue categorizado en la lista de F38.

“Me encontraba en los Juegos Centroamericanos en el 2018 y estaba compitiendo en el decatlón. En ese momento se me acercó el metodólogo Dvid Gómez y me comentó que quería hablar un tema conmigo, junto con la fisioterapeuta del Valle del Cauca Diana Escobar, el profesor Alonso Mina y mi entrenador, sobre la posibilidad de incursionar en el deporte paralímpico, pues a los 9 años había tenido una trombosis”, contó José Gregório.

El deportista vallecaucano no tuvo problemas con esto y decidió hacer todo el proceso de clasificación funcional que le dio el aval para poder competir en el atletismo adaptado: “Nos dieron la dieron para competir por cuatro años, es decir, Tokio, el mundial del 2022 y 2023, y los Olímpicos de París 2024″.

Con su familia como inspiración, las limitaciones que lo categorizaban pasaron a un segundo plano: con coraje, determinación y esa pasión que siempre ha tenido por el atletismo siguió su camino sin trastabillar, con la cabeza en alto y, ahora, enfocado en los lanzamientos, uno de sus fuertes desde siempre.

No dejó que nada lo frenara, ni las noticias adversas, ni la pandemia. Como cuando era niño, continuó entrenando como si fuera su primer día, para emular a su hermana y los resultados se vieron reflejados en Tokio 2020, donde logró un lanzamiento de 60.31 metros para imponer récord mundial en jabalina para colgarse la medalla de oro, así como la de bronce en el salto largo.

“Al llegar a la competencia de jabalina sentí muchos nervios, a pesar de que en Tokio no hubo público. Desde ahí entendí que no es la gente la que genera eso, sino la carga de todo un país que espera que hagas las cosas bien y, afortunadamente, las cosas salieron de la mejor manera y como las habíamos planeado”, comentó José Gregorio.

Su nombre es uno de los 62 que hacen parte del Equipo Colombia, una iniciativa del Ministerio del Deporte en conjunto con los comités olímpico y paralímpico para la preparación de cara a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024. Estos deportistas cuentan con el apoyo económico, el acompañamiento metodológico, de profesionales en ciencias del deporte y psicosocial.

“Es muy positiva esta labor del Ministerio del Deporte porque se preocupa por los deportistas al llevar un monitoreo, el cual le permite saber cómo estamos y qué necesitamos para seguir mejorando. Sin embargo, hacer parte del Equipo Colombia también genera mucha más responsabilidad, porque no tenemos que hacer las cosas bien, sino perfectas para poder obtener los resultados que queremos”, resaltó.

José Gregório se siente afortunado de hacer lo que más le apasiona y le agradece a la vida el haber tenido la oportunidad de hacer parte del deporte paralímpico, el cual le ha dejado una serie de enseñanzas que tiene muy claras y lo siguen haciendo crecer como persona: “He aprendido a valorar la vida, a tener mucha más empatía con las personas que me rodean, porque no sabemos por lo que pueda estar pasando una persona y a no desesperarme si no se dieron las cosas de cierta manera, porque como dicen, ‘lo que es para uno nunca coge curva’”.

Eso sí, este atleta que sueña con seguir ratificándose como uno de los mejores atletas, también piensa en su futuro y no descarta la posibilidad de seguir involucrado en el deporte colombiano para seguir impulsando a los deportistas del país aportando toda su experiencia y conocimiento: “Debemos seguir evolucionando, por lo que hay que seguir capacitándose y hacer. ¿Por qué no llegar a ser ministro del Deporte y ayudar a que Colombia siga creciendo mucho más?”, se preguntó entusiasmado José Gregório.